viernes, 16 de julio de 2021

Despojándonos del temor...


 “El temor del hombre pondrá lazo;

Mas el que confía en Jehová será exaltado.” Prov 29.25

 El temor es la “pasión del ánimo, que hace huir o rehusar aquello que se considera dañoso, arriesgado o peligroso. Recelo de un daño futuro.”

Dice el pasaje que este miedo pondrá lazo, una atadura que nos impide avanzar hacia el plan que Dios tiene trazado para cada uno.

El enemigo quiere que no veamos el potencial que el Creador puso en nosotros para Su gloria, que pensemos no voy a predicar porque se van a burlar de mí, qué van a pensar si ven que soy muy espiritual, me van a dejar de hablar si les digo que eso no es aprobado por Dios, me despedirán del trabajo si no hago lo que mi jefe me pide que es incorrecto, estamos hundidos con este presidente inepto… y una larga lista de cosas que nos hacen temer al hombre.

Lo anterior  muestra: 

“Y es que amaban más la gloria de los 

hombres que la gloria de Dios.“  Jn. 12.43.

El éxito no va acompañado del miedo. Continúa el proverbio señalando que el que confía en Jehová será exaltado, que significa elevar la dignidad o el mérito de alguien. Si tengo presente que Dios está conmigo, quién contra mí, seré bendecida.

Sal. 91.2-7. “Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;

Mi Dios, en quien confiaré.

 El te librará del lazo del cazador,

De la peste destructora.

 Con sus plumas te cubrirá,

Y debajo de sus alas estarás seguro;

Escudo y adarga es su verdad.

 No temerás el terror nocturno,

Ni saeta que vuele de día,

Ni pestilencia que ande en oscuridad,

Ni mortandad que en medio del día destruya.

Caerán a tu lado mil,

Y diez mil a tu diestra;

Mas a ti no llegará.”

La misma Palabra nos anima:

 »Escúchenme ustedes, pueblo que conoce la justicia y que lleva mi enseñanza en su corazón: No tengan miedo de las afrentas humanas, ni se desanimen por sus ultrajes,” Is. 51.7.

Saber la Palabra de Dios me da libertad, sé las ventajas y promesas que tengo, conozco al Dios en que creo y Su poder.

“Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, 

y después nada más pueden hacer.” Lc 12.4.

Ayúdame Señor a ser valiente y despojarme del miedo para avanzar en mis metas, que me goce en medio de las aflicciones de este mundo, recordar que tú has vencido y voy a la diestra del Todopoderoso. En nombre de Jesús, amén.

 



 

 

 

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