miércoles, 1 de mayo de 2013

Sembrando la Palabra de Dios en nuestros hijos



Prov. 1.8-10.- Hijo mío, presta atención 
cuando tu padre te corrige;
no descuides la instrucción de tu madre.
Lo que aprendas de ellos te coronará de gracia
y será como un collar de honor alrededor de tu cuello.
Hijo mío, si los pecadores quieren engatusarte,
¡dales la espalda! (NTV)

Durante los años en que Dios  no me enviaba un hijo, me preguntaba la razón por la que quería uno para presentar específicamente mi petición al Señor: ¿Para qué pides un hijo Jéssica?
Y lo que siempre me pasó por la mente y corazón fue el desafío maravilloso de reproducir enseñanzas en otra persona.
Pero varias veces me pasaba por la mente que posiblemente yo no era apta para eso, que todavía me faltaba trabajar en áreas en las que quizás no sería buen ejemplo para ese niño, que no podía dar lo que no tenía, que quizás por eso me lo negaba. Confiaba en Sus tiempos, justicia y voluntad.
Hasta que después de cinco años mi clamor fue escuchado y llegó ese hermoso ser (no digo que porque fui perfecta ni que mi teoría haya sido cierta).
Conforme pasaron los meses, cada vez se hacían más claros defectos que yo consideré eran insignificantes y que hasta ahora me concientizaba que no quería transmitir a mi hijo. Y otros más, pensaba: “debo dejar de tener esta actitud antes de que empiece a  hablar porque no es correcto”.
Mi hijo ha sido la escuela más evidente que ha tenido el Señor para ayudarme a crecer más rápido.
Sin duda al paso ya de los pocos años que llevo de madre, estoy convencida de que el ejemplo arrastra y espiritualmente hablando ni se diga.
Definitivamente nuestros hijos son producto de nuestra influencia y no podemos dar lo que no se tiene.
Los padres son los responsables de la instrucción divina, no la iglesia ni la escuela dominical.
Cuántas veces he escuchado que la gente se cambia de congregación porque allá está mejor la escuela infantil, porque en la otra iglesia sí hay reunión de jóvenes, porque les dan juguetes caros o viajes si ganan el concurso bíblico… Un club de adolescentes no puede hacer todo el trabajo mientras los padres no lleven frutos y vivan su fe.
Pretextos hay de sobra para eximirse de la obligación y privilegio de reproducir a Cristo en la vida de un pequeño ser.

La palabra de Dios es muy clara en el mandato:
Deuteronomio 6:5-7.- Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. (NVI)

            Investigaciones de expertos señalan que las neuronas no dejan de multiplicarse durante los tres primeros años de vida, y justo en este proceso es cuando se encuentra la máxima receptividad en el niño.
            Ahí vemos el ejemplo de Jocabed (Ex 2.9-10) y Ana (1 Sam. 1.20-24), quienes debieron aprovechar el poco tiempo que Dios les concedió con sus hijos.
            Porque déjame decirte que el ser mamá de tiempo completo no implica que se realice el trabajo de forma efectiva. Conozco mujeres que tienen años sin trabajo fuera de casa, a quienes no les interesa crecer espiritualmente y sus hijos muestran una nula influencia positiva de parte de la madre. No podemos esperar hijos obedientes si nosotros no lo somos primero.
            
El aprendizaje nace por la observación y debe ser perdurable por el tiempo.
Cuando fui maestra debíamos planear el objetivo de la clase y pensar en transmitir una motivación, asegurarnos de la comprensión, buscar recursos y dedicar tiempo de práctica del conocimiento.
¿Cuál es nuestra motivación  para sembrar la Palabra de Dios en los hijos? El conocimiento de su Salvador y que reciban el regalo de la vida eterna.
Hablarles de la obra de Cristo, del amor tremendo del Padre por cada uno de nosotros, del gozo del cielo.
Jn. 3.16.- Pues Dios amó tanto al mundo 
que dio a su único Hijo,
para que todo el que crea en él no se pierda,
sino que tenga vida eterna. (NTV)

¡Qué privilegio, gran gozo y maravilla debe ser que la mamá lleve a los pies de Jesús a sus pequeños! Que sea cuidadosa de aprovechar cada cosa que suceda en casa o en la escuela para hablarles de su condición y necesidad de Salvación.
Es muy importante asegurarnos de la comprensión de este mensaje, poder “bajarnos” a su nivel de lenguaje y conocimiento del mundo en ese momento, poner ejemplos de la vida familiar para transmitir convicciones y principios de la Palabra de Dios.
Es triste cuando sabemos de padres que creen que sus hijos son salvos y cuando llegan a la adolescencia o juventud se rebelan y se percatan de que solo hay conocimiento, pero no la adquisición de una conducta duradera y profunda.
Esto es muy evidente desde temprana edad, ya que hay niños que saben al derecho y al revés historias bíblicas, pero sus actitudes son contrarias a lo que Dios espera. Los papás debemos estar muy atentos a estas señales y no cegarnos a la dureza de corazón de nuestros hijos.
¿Cómo hacer lo anterior, tal vez ideas más específicas? Actualmente ya no hay excusa para tener recursos de orientación para la educación bíblica, hay mucha información en internet, visita la librería cristiana más cercana y hay infinidad de libros, revistas y materiales que puedes usar según la edad de tus hijos.
Esto sin hacer menos la Biblia, como nuestra principal fuente de información, leerles las historias directamente de la Palabra, y no de un libro con dibujitos. Además de que te vean leer a ti también.
Hace dos semanas Santi me dijo que quería llevar “su ‘lilia’ (Biblia) a la iglesia para ‘leer’ cuando papá habla”, tiene dos años con 11 meses.
Hay que mostrarles al Dios real que abarca la Palabra, al Dios amoroso, pero justo; al Dios misericordioso que también es fuego consumidor; que ama al pecador, pero no su pecado.
Por último, la práctica de conocimiento,  observar si hay frutos en su vida, si es hacedor de la Palabra.
Nuestro Padre Celestial debe estar presente en la familia, cada momento, cada detalle, cada experiencia, conversar sobre lo que el Señor ha hecho.
Otros consejos prácticos serían tener una libreta familiar de agradecimientos; orar con ellos y por ellos; tener versículos a la vista en la casa; tener un devocional familiar cada semana dirigido por su papá; tomar tiempo para platicar situaciones familiares en que Dios ha bendecido y ha trabajado en sus vidas; contar su testimonio de cómo llegaron a los pies de Cristo; cómo fue su noviazgo esperando la voluntad de Dios para su matrimonio; que te vean leer, estudiar, discipularte y rendir cuentas.… Pero sobre todo, vivir lo que predicamos y compartirlo a nuestro prójimo es el método más efectivo.

Salmo 78:4-7.- No les ocultaremos estas 
verdades a nuestros hijos;
a la próxima generación le contaremos
de las gloriosas obras del Señor,
de su poder y de sus imponentes maravillas.
 Pues emitió sus leyes a Jacob;
entregó sus enseñanzas a Israel.
Les ordenó a nuestros antepasados
que se las enseñaran a sus hijos,
 para que la siguiente generación las conociera
—incluso los niños que aún no habían nacido—,
y ellos, a su vez, las enseñarán a sus propios hijos.
 De modo que cada generación volviera a 
poner su esperanza en Dios
y no olvidara sus gloriosos milagros,
sino que obedeciera sus mandamientos.(NTV)

DESAFÍO SEMANA 1:
Es tu responsabilidad como mamá 
discipular a tu(s) hijo(s).
Cada día aparta 10 minutos o más para leer, discutir 
y estudiar la Palabra con ellos.



Síguenos con los siguientes enlaces a los blogs de mis amigas:
Wendy de www.WendyBello.com .
Los temas y fechas son los siguientes:
1. “Sembrando la Palabra de Dios en nuestros hijos” – Miércoles 1 de mayo
2. “La trampa de las expectativas” – Miércoles 8 de mayo
3. “Mi legado” – Miércoles 15 de mayo
4. “Mamá sana, familia sana” – Miércoles 22 de mayo
5. “Esposa vs. madre” – Miércoles 29 de mayo

Así que ya sabes, cada miércoles de mayo, tienes una cita con los cuatro blogs. 
Cada entrada va a estar enlazada directamente con los otros tres, de forma que sólo tengas que seguir los enlaces para llegar directamente al resto de los blogs.

2 comentarios:

  1. Un privilegio tremendo llevar a nuestros hijos a los pies de Cristo, recuerdo que una vez Dan Nüesch, el director de palabra de vida nos dijo a mi esposo y a mi, deben competir a ver quien lo gana para Cristo a cada uno de sus hijos, lo dijo con cariño y respeto no jugando, pero si en un lindo desafio, y es hermoso cuando ellos te preguntan y te dicen que quieren que jesus entre en su corazön!!

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    Respuestas
    1. ¡Qué lindo!
      No lo había visto así ¡gracias por compartir tu anécdota Ericka!

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