Por
Edgar Beltrán.
Adaptación:
Jéssica Jiménez.
Por esto, mis amados hermanos, todo
hombre sea pronto para oír,
tardo para hablar, tardo para airarse; St 1:19.
A
los que tenemos la bendición de tener voz, conversar y hacernos escuchar, se
nos hace fácil muchas veces abrir la boca rápidamente sin pensar lo que
decimos.
No
en vano Santiago puntualiza que seamos lentos para hablar.
El
Diccionario de la RAE* señala que tardo es: lento,
perezoso en obrar.
Hoy te presentaré tres razones por las que es necesario ser tardos para hablar.
1.-
La Palabra
de Dios te lo recomienda.
No te des prisa con tu boca, ni tu
corazón se apresure a proferir palabra
delante de Dios; porque Dios está en el cielo,
y tú sobre la tierra;
por tanto, sean pocas tus palabras. Porque de la mucha ocupación viene el sueño,
y de la multitud de las palabras la voz
del necio.
Eclesiastés 5.2-3 (RV 60).
¡Aquí
está clarísimo! “No te des prisa”. Además de que manifiesta el origen de
nuestras palabras: El corazón. No conformes con esto, nos ubica en nuestra condición:
“Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra;” somos humanos, tenemos tendencia
a portarnos mal, a equivocarnos, entonces, “sean pocas” nuestras palabras.
Las
palabras son un medio para comunicar nuestras ideas, más la lengua es el conductor.
Ser maduro espiritualmente implica expresar los vocablos adecuados, en el tiempo
correcto y por la razón apropiada.
¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más
esperanza hay del necio que de él.
Proverbios
29:20 (RV 1960)
Fíjate en la gente que no piensa lo que dice:
¡más puedes esperar de un tonto que de esa
clase de gente!
Proverbios
29:20 (TLA)
2.-
Potencial
que tiene para ofender.
Porque todos ofendemos muchas veces. Si
alguno no ofende en palabra,
éste es varón perfecto, capaz también de
refrenar todo el cuerpo.
He
aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan,
y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque tan grandes,
y
llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por
donde el que las gobierna quiere. Así
también la lengua es un miembro pequeño,
pero se jacta de grandes cosas. He aquí,
¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
Y la lengua es un fuego, un
mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros,
y contamina
todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación,
y ella misma es inflamada por el
infierno.
Porque toda naturaleza de bestias, y de
aves, y de serpientes, y de seres del mar,
se doma y ha sido domada por la
naturaleza humana;
pero ningún hombre puede domar la lengua,
que es un mal que
no puede ser refrenado, llena de veneno
mortal.
Con ella bendecimos al Dios y Padre, y
con ella maldecimos a los hombres,
que están hechos a la semejanza de Dios.
De una misma boca proceden bendición y
maldición.
Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura
agua dulce y amarga?
Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera
producir aceitunas, o la vid higos?
Así también ninguna fuente puede dar agua
salada y dulce.
Santiago
3.2-12 (RVR1960).
La
muerte y la vida están en poder de la lengua,
Y el que la ama comerá de sus frutos. Proverbios 18:21 (RVR1960)
Este punto no requiere
mayor explicación, duro y a la cabeza :s .
3.-
Problemas
que nos ha provocado.
La
vida y la muerte dependen de la lengua;
los que hablan mucho
sufrirán las consecuencias.
Prov18:21
(DHH)
Cada
día somos testigos de personajes públicos que dicen algo imprudente y posteriormente
se retractan, aclaran o se disculpan de lo que declararon, ahora más por el
tema de las redes sociales. En el peor de los casos, les han costado hasta los
empleos, mala reputación que cierra nuevas oportunidades o pérdida de lazos
afectivos con personas que son importantes en su vida.
Esta
es una invitación a ser cautos, a guardar nuestro corazón para que no salgan
culebras por la boca, a escuchar más atendiendo a los que nos rodean, para poder
ser la sal que este mundo requiere con las pocas palabras que necesitemos decir.
Así sea.
Para leer el artículo de la primera parte de esta porción bíblica, (Ser prontos para oír) haz click aquí.
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