sábado, 2 de abril de 2016

Milagros del Cielo.


                Hace más de un año que no hemos tenido visitas al hospital. Hace 2 días fui a solicitar turno para revisión. El simple hecho de entrar, respirar y caminar por los pasillos, hacen que mi estómago se comprima. Pensé: “Parece que necesitamos esto de nuevo”, recordando el versículo:


En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo,
 si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 1 Pedro 1.6.

                 Confiamos en que Dios tiene un plan y estará acompañándonos y cuidándonos en todo momento, como siempre ha sido.

                Él se ha encargado de que veamos el fin de cada estancia hospitalaria, de ver cada detalle, cada persona con la que nos hemos cruzado que atiende a nuestro pequeño y hemos encontrado gracia en ellos, de agradecer que lo que pasamos tiene solución y sabemos qué es y por qué, que mi esposo tiene un empleo, que vivimos en un país con hospitales públicos que pueden atenderlo y cuentan con los insumos necesarios, acompañar a otras familias a orar por sus graves situaciones, ver el cuidado de Dios con personas  que están al pendiente intercediendo también por nosotros y haciéndonos llamadas, entre tantos otros “pequeños milagros”.

                Y justo ayer, a propósito de esto, fui a ver la película Milagros del Cielo”. Aunque intenté hacerme la fuerte, no pude contener las lágrimas en varios momentos.

               Un caso de enfermedad tremendamente grave y doloroso para cualquier familia, una prueba de fe.

               Me llamó la atención que los infantes no tienen problema con eso, le creen a Dios y creen en Él, y el Señor usó a esa niña para que fuera de bendición a otra pequeña internada, que estaba enferma de cáncer.

               Con majestuosas actuaciones de Jennifer Garner y Eugenio Derbez y el resto del reparto, recordé y reafirmé que cada día tiene varios milagros. El simple hecho de tener salud para comer pizza cada vez que se nos antoje ¡es un milagro! ¡Tantos niños que no pueden hacerlo!

              Y me vino a la mente:

Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol,
sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días
 de su vida que Dios le concede debajo del sol.
Ec 8.15.

             Cuando ya no había remedio, el médico le dijo a la madre de la historia que pasaran el mayor tiempo posible como familia, porque eso era la mejor y única medicina en ese momento.

             Debemos amar lo que es, amar lo que hay y amar lo que está.

             Poder reunirse fue vivificante para la hija enferma y su mamá, pues el hospital estaba en una ciudad distinta a su residencia, por varias semanas no se habían visto y cada quién experimentaba desde su lado la tragedia.

            La posibilidad de estar cerca fue para darse un abrazo, para jugar, para animarse, para ayudarse, para simplemente estar juntos, era prioridad pues no sabían en que momento esa familia nunca más sería la misma.

            Tantas veces vivimos angustiadas por circunstancias vanas, sin disfrutar lo que sí tenemos. En las recientes semanas Dios me ha llamado a enseñarme a disfrutar.

            No solo nos fijemos en los sufrimientos y seamos agradecidas de lo que sí hay. Alegrémonos de poder comer y beber, pues hay personas que por falta de salud no pueden hacerlo y es por suero o sonda su alimento, o no les sabe la comida por causa de las quimioterapias.

            De disfrutar poder hacer las labores domésticas, poder caminar, poder respirar, poder ver, bañarse sin ayuda, tener cabello, escuchar, tener a tus padres, tener hermanos, tener abuelos, tener primos,  tener un esposo, tener hijos, una casa dónde vivir, ropa que vestir, agua para tomar y asearse, luz con qué alumbrar,  tantas y tantas situaciones con que nuestro Padre nos bendice.

            Si eres ama de casa, disfruta, si trabajas fuera de ella, disfruta; si eres soltera, disfruta, si eres casada disfruta, si eres viuda, disfruta; si eres madre, disfruta, si no lo eres también disfruta.

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Ec. 3.1.

Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias,
un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros,
y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia;
porque todo es vanidad.
 Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo,
y todo volverá al mismo polvo. Ec. 3.19, 20.

Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; Ec. 3.12.

             Así que, a gozar, amar y hacer las buenas obras que Dios preparó para cada uno.

            No olvidemos en nuestras oraciones diarias agradecer por la salud y pedir por los enfermos y sus familias, en especial, cuando son niños, pues creo que no hay cosa más dolorosa que ver a un pequeño sufrir.

           Gracias por ser parte de este ministerio en línea.

4 comentarios:

  1. Excelentes conceptos amiga,me gusto mucho y ademas comparto varios de ellos.
    Rubén Cabrera.

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  2. TODA NUESTRA VIDA ES UN MILAGRO GRACIAS POR TU TIEMPO QUE DEDICAS AL SERVICIO DE DIOS

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    Respuestas
    1. Me animan tus comentarios Indira, gracias a Dios que pone en los corazones el querer como el hacer.
      Bendiciones.

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