viernes, 2 de octubre de 2020

¿Traes puesta la Armadura de Dios?

 


“Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;” Ef 6.14-18.

 

Sabemos que el creyente tiene tres enemigos: la naturaleza pecaminosa (carne), el mundo y el diablo. Por tanto, el  Creador nos da  las herramientas necesarias para esta lucha mientras transitamos nuestra vida terrenal y las comunica a través del manual de vida: la Biblia.

 Nos hace el llamado a estar firmes y resistir en la introducción de este pasaje. Esta armadura tiene seis armas que actúan en conjunto.

 El cinturón de la verdad (v.14) se refiere a conocer y obedecer la Verdad del mensaje de Dios a través de las Escrituras.

La coraza de justicia (protege el pecho donde están los órganos vitales). El corazón se considera el asiento de las pasiones y afectos, que tienden muchas veces a la maldad.

 Con el calzado que protege y da firmeza a nuestros pies, podemos ir sin excusas a predicar las buenas nuevas.

 El escudo de la fe (que era alargado, medía más de un metro y cuidaba desde las rodillas hasta la altura de los ojos) indica una convicción muy fuerte de la verdad revelada en la Palabra, que implica gran confianza en las promesas de nuestro Padre. Ante esto, los dardos del maligno quedan sin efecto y echa fuera la duda, pues sabemos en qué y en quién creemos y no caeremos en sus mentiras.

 El casco (yelmo) de la salvación (cubre la cabeza), nos invita a que tengamos presente quiénes somos en Cristo, que estamos en la mano de Dios y la seguridad de la vida eterna.

 La espada del Espíritu a la que se refiere este versículo es la daga que se usaba para el combate cuerpo a cuerpo, que se llevaba en la mano para su uso inmediato. Recordemos que la Palabra de Dios es viva y penetra hasta partir el alma y el espíritu (Heb 4.12). Cada vez que la pronunciamos es un mensaje de poder a quienes la escuchan y transforma vidas para la gloria de Dios.

 Buen Padre: queremos pedirte que tengamos corazón dispuesto para conocer y andar en tu Verdad, que estemos firmes en nuestra salvación y convicciones, para ser estandartes tuyos en nuestro paso por esta tierra.




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