Por Everardo
Martínez Macías.
Comencé a trabajar con las personas con atracción
sexual, y al hacer la historia clínica, fui encontrando factores en común:
Ø Todos sin excepción se
identifican con el progenitor del sexo opuesto.
Me explico, las mujeres están identificadas con el
padre.
Como ejemplo, citaré a una hija de pastor evangélico. Veía a su
papá como el líder, como el brillante, como el elocuente, el inteligente.
Por su parte, los varones se identifican con la madre, a quien
consideran como la eficiente en casa y también fuera de la misma.
Ø Menosprecio
o rechazo, hacia el progenitor del mismo sexo.
En el caso de las mujeres, estiman el rol femenino como totalmente
despreciable o al menos poco atractivo. No lo creen inteligente, no les parecía
brillante, ni era socialmente aplaudida.
También se encuentra el caso donde la personalidad de la mamá es demasiado
fría, dura, la cual trata a la hija como una cosa, por lo que la hija no logra
una identificación con ella.
En cuanto a los varones, les sucede igual con un papa que había sido
alcohólico, desempleado, ausente o apático.
Ø La
Dinámica Familiar.
Sería largo de explicar aquí, pero tocaré algunos puntos básicos.
En los chicos encontré algunos escenarios que se repetían como:
v Ser el varón menor,
v Ser un varón que está entre hermanas.
v En otros casos, aunque tiene
hermanos, no logra identificarse con el padre como sus hermanos percibiéndose
así como extraño, diferente, o inferior. Es entonces cuando, el hijo es
rescatado por la mamá generando comenzando también un proceso de afeminamiento.
*
La hija mayor, que tiene que
funcionar muchas veces como padre, como líder,
desarrollando así cualidades más masculinas socialmente.
*
La madre está sola y le asigna a la hija
mayor el papel del hombre, consultándola, dándole poder de decisión, etc. (Luego
explico porque esto puede llevar a la homosexualidad o porqué en este caso o en
estos casos, estas cualidades llevaron a la homosexualidad.)
*
La niña se desarrolló entre hermanos
varones y por ende en un ambiente masculino. Algunas veces esto también se
combinaba con un padre que premiaba todas las actitudes masculinas, los
deportes y las actitudes rudas, y eso hacía que la niña reprimiera rasgos de su
femineidad como la dulzura, el pedir ayuda o hasta el simple llanto a fin de
mostrarse fuerte.
Ø
Pares (misma edad y sexo).
Al haber estado identificados con el progenitor del
sexo opuesto, cuando entran a la primaria, se les dificulta relacionarse con
niños de su mismo sexo. Dada la tan buena relación con el padre del sexo
opuesto.
Por
ejemplo, los niños varones con la madre, están muy familiarizados con el mundo
femenino, o con las relaciones femeninas, por tanto se sienten más seguros
entre las compañeras niñas.
Al suceder esto, no se
relacionan con sus pares, sino con el sexo opuesto, provocando la imitación de
conductas del sexo opuesto: niños afeminados y niñas amachadas.
Sin embargo, los otros
niños, en una cruel forma de hacerlos de su grupo, comenzaran a atacarles y etiquetarles
como homosexuales, creando más distanciamiento entre los amigos del mismo sexo
y fortaleciendo el amaneramiento.
Ø Abuso sexual o violación.
Las
niñas que fueron violadas generan un temor obvio hacia los hombres,
satisfaciendo sus necesidades emocionales en la adolescencia con su mejor
amiga.
En
ocasiones parte de su barrera defensiva contra el sexo opuesto es no vestirse
femeninas, incluso descuidar su cuerpo.
En el caso de los niños, el abusador o violador les hizo sentir algo de afecto, y al estar ellos tan necesitados de ese padre que les abrazara, aprendieron a conseguir afecto por esa vía.
Lo
anterior, habría provocado una excitación homosexual o una excitación por vía
homosexual que los había de confundir. La confusión radicaba en el placer que
habían sentido, porque el cuerpo está diseñado para sentir.
Pero con la cultura de
“somos lo que sentimos”, comenzaban a asumir que “eran” homosexuales.
En conclusión, quiero
destacar que yo no invente nada, ni descubrí nada nuevo, mis colegas de Estados
Unidos en NARTH (Asociación Nacional de Terapia Reparativa de la Homosexualidad,
en sus siglas en inglés) ya tienen hablando de esto casi 30 años.
Cualquier duda puedes
comentar con confianza aquí en el blog o escribirme un inbox en mi página: Everardo Martínez.
La primera parte de este artículo, puedes encontrarla aquí: Soy homosexual y no quiero serlo.
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