No sé de quién es
esta historia, pero está hermosa y es muy real.
Disfrútala…
"Hace mucho, muchísimo
tiempo, vivían en una aldea dos hermanas, dos mujeres jóvenes que no habían
tenido la suerte de tener hijos ni hijas.
La gente murmuraba: Esas dos
traen mala suerte. Una mujer sin hijos es fuente de desgracias para la aldea. Mejor
es que se vayan...
Señaladas por la gente, las dos
mujeres salían todo el día del pueblo y regresaban muy tarde, tratando de no
ser vistas.
Un día en una de esas noches oscuras, llegó una anciana y tocó a la puerta:
Por el amor de Dios ¿me pueden dar algo de comer?
Un día en una de esas noches oscuras, llegó una anciana y tocó a la puerta:
Por el amor de Dios ¿me pueden dar algo de comer?
Pase, pase abuela. ¿Está cansada?
Siéntese.
Le ofrezco una sopa caliente.
¡Oh! Está empapada por la lluvia. Venga, venga, tome esta ropa y esta manta...
Gracias... gracias....murmuró la
anciana.
Las dos hermanas trataron a la anciana con amabilidad y disfrutaron de que alguien viniera a visitarlas, aunque fuera una extraña. Y sucedió que cuando la anciana terminó de comer...
Las dos hermanas trataron a la anciana con amabilidad y disfrutaron de que alguien viniera a visitarlas, aunque fuera una extraña. Y sucedió que cuando la anciana terminó de comer...
Hay mucho silencio en esta casa.
Faltan risas y juegos. ¿dónde están sus hijos? , preguntó la anciana.
Nosotras no tenemos. Por eso no
nos quieren en la aldea.
Pues... yo tengo una medicina para tenerlos. Les comentó contenta la anciana.
¿Una medicina?
Sí. Pero tiene sus riesgos, advirtió la abuela.
¿Quiere decir que podemos enfermar y hasta morir?
Díganos, por favor ¿qué nos podría pasar si la tomamos?
Bueno. Es que después de haber dado a luz, la madre se vuelve loca. Les advirtió la anciana.
Pues... yo tengo una medicina para tenerlos. Les comentó contenta la anciana.
¿Una medicina?
Sí. Pero tiene sus riesgos, advirtió la abuela.
¿Quiere decir que podemos enfermar y hasta morir?
Díganos, por favor ¿qué nos podría pasar si la tomamos?
Bueno. Es que después de haber dado a luz, la madre se vuelve loca. Les advirtió la anciana.
¿Loca?
Sí, así es, sonrió la abuela.
-No me importa lo me pase. Yo
sería muy feliz teniendo un niño o una niña. Y criarla y dejarla en esta tierra
que amo.
-Pues yo no. Yo no quiero enloquecer y enfermar por un hijo.
La anciana dio la medicina sólo a la mujer que se la pidió. Y se fue.
-Pues yo no. Yo no quiero enloquecer y enfermar por un hijo.
La anciana dio la medicina sólo a la mujer que se la pidió. Y se fue.
Años más tarde, la anciana
regresó al pueblo y fue a visitar a las dos hermanas.
La hermana que tuvo el bebé,
dijo:
Es Lucerito, mi pequeña hija.
¡Es muy linda tu hijita! Le respondió la abuela.
Es Lucerito, mi pequeña hija.
¡Es muy linda tu hijita! Le respondió la abuela.
La mujer que no quiso tener al
hijo, le reprochó a la anciana : Abuela, ¿por qué nos dijo que quien tomara la
medicina se volvería loca? Mi hermana la tomó, tuvo una hija y no enfermó.
Ah, le dijo la sabia mujer:
Volverse loca... yo no quise decir que se convertiría en una persona que
anduviera por la aldea rasgándose las ropas, hablando sin sentido o con la
mirada perdida en las nubes...
¿Y entonces?
¿Y entonces?
La abuela sabia precisó: Una
mujer que da a luz un niño o una niña va a gritar, llorar y a reír sin parar.
Sufrirá por su criatura y será feliz sin límites. Le hablará, le castigará para
luego abrazarle y cantarle, le amará más allá de su vida...
Eso es ser madre... y volverse
loca."
¡ Feliz Día de las Madres!
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