viernes, 2 de octubre de 2020

El gozo de andar en la verdad

 



“El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad,

a causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará para siempre con nosotros:

Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor.

Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre.” 2 Jn 1.1-4

 

Según expertos, esta expresión inicial es mayor a un superlativo, lo que indica que Juan estaba inmensamente feliz por la razón de saber que algunos de sus hijos espirituales  andan en la verdad, de acuerdo con lo que Dios establece en Su Palabra.

 Hay diversas posturas sobre el destinatario de esta carta, pues unos dicen que tal vez era a una creyente a quien el apóstol quiso animar, pero como había persecución, la llamó como “la señora elegida” para no ponerla en riesgo. Otros piensan que esta “señora” es una iglesia.

 Lo que sí es seguro, es que el objetivo de estos cuatro versículos con que comienza la epístola, es gozarse en que creyentes permanezcan en la certidumbre que da  organizar su vida conforme con los estatutos divinos.

 De hecho, era tan valioso para él, que lo reitera en 3 Jn 3, 4:

“Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad.

No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad.”

 

¿Qué importancia tiene esto? Vamos primero a checar el concepto de verdad, pues este autor repitió esta palabra 37 veces en el Nuevo Testamento. Según la RAE es “Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente. / Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa. / Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna.”

 En otras palabras, es una congruencia total entre lo que se ve, se piensa y se dice, y trae a colación el atributo de nuestro Señor que más me gusta: inmutabilidad.

 En nuestra fe tenemos un Dios de verdad (Dt 32.4), Jesús es la verdad (Jn 14.6) y Su Palabra es verdad (Jn 17.17). Esto es maravilloso,  pues hoy más que nunca, todos poseen “su” verdad.

 En estos versos el discípulo amado  intenta reconocer a los creyentes que no han sido engañados y alejados del evangelio y les alerta de los falsos maestros, quienes buscaban convertir a personas,  abusando de la hospitalidad cristiana para extender su causa (v. 10).

                      “Los labios mentirosos son abominación a Jehová;

Pero los que hacen verdad son su contentamiento.” (Pr 12.22)

Amado Padre: Te pido un corazón dispuesto a andar en caminos rectos, guárdame de deslizarme con fábulas profanas que me aparten de tu luz y sea de tropiezo a otros. Úsame para dar testimonio de Tu verdad. En Tu nombre, amén.

 




 


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