7 de mayo 2024
Cada vez que voy al hospital, veo la miseria humana, carencia de dignidad, filas de personas como si nos hicieran el favor de atendernos.
Llantos por doquier, niños en sillas de ruedas, cojos, bebés deformes, pequeños cansados, miradas perdidas llenas de dolor, palidez y debilidad, padres con rostro de preocupación y cansancio.
No entiendo por qué los niños deben sufrir, pero sí que siempre hay un propósito que cada quien debe encontrar.
Aquí me doblega el espíritu, viene la humillación, nada soy... Recordando: todo pasa, nada es para siempre...
Encontramos personas ásperas que muestran la naturaleza humana.
También veo la presencia de Dios en algunas que con paciencia, compasión y entrega ponen su capacidad en servicio del prójimo.
Entiendo aquí la mirada puesta en las cosas de arriba, en la eternidad, que aquí no es mi casa, esto no puede ser el fin de nuestra existencia. Es un camino de quebrantamiento, de purificación para un bien mayor.
No se puede transitar este camino sin esperanza, sin fe.
Apocalipsis 21:4-5 RVR1960
Entonces entiendo que el fin de todo es para anhelar la eternidad.
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