En el capítulo 3 de Ester, concluye la aparición de los personajes de
este emocionante y controversial relato:
Ø El rey
Asuero.- Manipulado por sus allegados y
soberbio.
Ø
Ester.- La heroína.
Ø
Mardoqueo.- Consejero fiel.
Ø
Amán.- El villano.
Habían pasado cinco años después de lo sucedido en el capítulo 2.
No se explica por qué Amán, hijo de Hamedata, fue promovido.
Cabe destacar que era descendiente de los reyes de los amalecitas, a los
cuales, Dios había declarado la guerra perpetua (lee Ex. 17.8-16):
“y dijo: Por cuanto la mano de Amalec
se levantó contra el trono de Jehová,
Jehová tendrá guerra con Amalec
de generación en generación.”
Ex.
17.16.
Por orden oficial, Amán
debía ser reverenciado, como segundo después del rey (primer ministro). M.
Henry explica que el Midrash (estudio exegético que facilita la explicación de
los versículos del Torá) dice que ”llevaba en el vestido la imagen de un ídolo”.
Otros comentan que Mardoqueo
rehusó arrodillarse ante un hombre simple, especialmente si era un amalecita,
como ya explicamos en la porción anterior.
“La
ley de Moisés no prohibía mostrar el
debido respeto a aquellos que estaban en autoridad, pero prescribía que había
que adorar solamente a Dios. Era común que los monarcas orientales demandaran
adoración”. (Comentario al Antiguo Testamento. W. MacDonald.)
Y aquí empieza el drama, los siervos del rey vieron que Mardoqueo no se
arrodillaba ante Amán, y luego de un tiempo de fastidiarlo “cada
día” preguntándole sobre su “desobediencia”, fueron a acusarlo ante
Amán, que ¡ni cuenta se había dado!
La reacción del primo de Ester es admirable para mí, pues la Biblia
dice: “Y no escuchándolos él”, o sea, no les hacía caso. A mí me saca de mis
casillas cuando están sobre de mí diciéndome algo. ¡No lo soporto! Tengo una
persona muy cercana que hace eso.
Estoy trabajando en mi reacción
(pues es mi responsabilidad lo mío, yo no puedo cambiar al otro). Antes contestaba de una; ahora ya puedo
quedarme callada, pero la mayoría de las veces, cuando ya lleva más de 5, le
contesto y por desgracia ¡mal!
Porque
no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder,
de
amor y de dominio propio. 2 Tim. 1.7.
¡Auch, ya empezamos con los golpes! El dominio propio es ser fuerte en una cosa (magistralmente),
bien controlado, dueño de sí mismo.
¿Qué tal eh? Me llegó el adjetivo “magistralmente”. Así debemos ser con
las personas que son hábiles para molestar y exasperar, muy fuertes para ser
ecuánimes. Ahí todavía tengo tarea :S
Y continuando con la historia, estos consiervos de Mardoqueo fueron, como
decimos en México, a “calentarle la
cabeza” a Amán de que no se arrodillaba ante él.
Agravios maquina
tu lengua;
Como navaja
afilada hace engaño. Sal. 52.2.
Según la Real Academia Española, agravio es la ofensa que se hace a alguien en su honra o
fama con algún dicho o hecho; humillación, menosprecio o aprecio insuficiente.
Más que claro en la historia.
Maquinar en el original es tejer
o fabricar; en sentido figurado complot o tramar maliciosamente; requiere
esfuerzo mental; valorar, calcular, inventar, entre otros.
Qué tremendo este concepto. No en balde David decía:
Oh
Señor, líbrame de los impíos;
protégeme
de los violentos,
de los
que urden en su corazón planes malvados
y
todos los días fomentan la guerra. Sal. 140.1-2. (NVI)
Es evidente que estas personas querían ganarse el favor de Amán.
Dice la Biblia que cuando lo constató “se llenó de ira” y no solo quiso
ir en contra del primo de Ester, sino en contra de todo el pueblo judío que
estaba en el reino de Asuero.
El
Primer Ministro, ahora inflado en soberbia y altivez de espíritu, sintiéndose
con el poder de acabar con la vida de las personas, repitió esa maquinación para obtener el permiso del rey y
así satisfacer su deseo de venganza.
“Luego Amán se acercó al rey Jerjes y le
dijo:
—Hay cierta raza dispersada por todas las
provincias del imperio que se mantiene aislada de todas las demás. Tienen leyes
diferentes de los demás pueblos y se niegan a obedecer las leyes del rey. Por
lo tanto, no conviene a los intereses del rey que ese pueblo siga con vida.” Ester 3.8 (NTV)
¡Ay de los que en
sus camas piensan iniquidad
y maquinan el
mal, y cuando llega la mañana lo ejecutan,
porque tienen en
su mano el poder!
Miqueas 2.1.
Y
quiero parar aquí. ¿Qué hago cuando
procuro estar viendo qué hacen los demás en lugar de tener cuidado de mí misma?
En otras palabras, cuando veo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el
propio. Dice el Salmo, ¡todos los días
fomentan la guerra! ¿Cómo está el ambiente en tu iglesia y en tu hogar?
Estos
siervos estaban atentos a lo que hacía Mardoqueo y fueron a murmurar en lugar
de hacer su trabajo.
¿Cómo
reacciono cuando hacen o dicen cosas que me molestan? ¿Me enciendo de inmediato
o espero a que se me baje para reflexionar por qué me enfado, y si vale la pena
que me inquiete por eso?
... ¿O
voy rápida como “navaja afilada” para tomar venganza y pegar donde más le
duele, e inducir a alguien a tener por cierto lo que no lo es, valiéndose de
palabras o de obras aparentes y fingidas (engaño)?
Porque de la abundancia del corazón habla
la boca.
El hombre bueno, del buen tesoro del
corazón saca buenas cosas;
y el hombre malo, del mal tesoro saca
malas cosas.
Mas yo os digo que de toda palabra ociosa
que hablen los hombres,
de ella darán cuenta en el día del
juicio. Mt. 12.34-36.
Sobre todas las cosas cuida tu corazón,
porque éste determina el rumbo de tu vida.
Evita toda expresión perversa;
aléjate de las palabras corruptas.
Prov.
4.23-24.
Señor:
Perdónanos, permite que huyamos de las maquinaciones y que te honremos con
nuestras actitudes y reacciones. En nombre de Jésus, amén.
Solo
por Su Gracia:
Jéssica
M. Jiménez Barragán.
Este artículo fue escrito para Ama a Dios Grandemente.
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