Dios nos da algunos mandatos simples que
podrían hacer una gran diferencia si los consideramos.
v Estad siempre gozosos.
1 Tes.5.16.
Es importante la palabra “siempre”.
Recordemos que en la tormenta, Dios está con nosotros, no estamos solos.
Debemos tener el dominio propio suficiente para
que las circunstancias no muevan nuestra actitud, pues sabemos que tienen un
propósito, que el Señor lo permitió.
v Orar sin cesar. 1 Tes.5.17.
No pocas ocasiones tengo alguna situación
que me estresa y de repente me pregunto: ¿Ya he orado por eso? La respuesta es:
No. Hubiera empezado por ahí ¿verdad?
A veces pasa que cuando aprendemos a
vivir sin lo que pedimos es cuando Dios nos lo da.
“La oración no cambia a Dios, cambia al
que ora”. Al orar descargamos el corazón, nos une a Dios y esto nos hace ver
las cosas distintas.
v Dar gracias en todo. 1 Tes.5.18.
La RAE define la
gratitud como “Sentimiento que nos
obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y
a corresponder a él de alguna manera.”
Pero “todo” es lo
bueno, lo malo y lo regular. Hay que confiar en nuestro Creador.
Pues yo sé los planes que tengo para
ustedes —dice el Señor.
Son planes para lo bueno y no para lo
malo, para darles
un futuro y una esperanza. Jer 29.11
(NTV)
v No apagar el Espíritu. 1
Tes. 5.19.
Esta expresión significa que la acción
constante del Espíritu Santo no debe ser estorbada. ¿Con qué? Con el pecado.
v Examinarlo todo. 1 Tes.5.21.
Hay que escudriñar con diligencia y
cuidado algo. Reconocer su calidad viendo si contiene algún defecto o error,
hay que saber si es idóneo para mi vida, si es congruente con lo que a Dios le
agrada.
Puede ser desde una persona, una cosa
(libro o película por ejemplo), un empleo, un lugar o un hecho.
v Retener lo bueno. 1 Tes.5.21 b.
Como consecuencia del análisis anterior, hay
que mantener las relaciones edificantes, las actividades, los hábitos, las
acciones y actitudes que nos hagan crecer y madurar como hijas de Dios.
v Abstenerse de toda clase de mal. 1
Tes. 5.22.
Evitar el pecado y cualquier cosa que
nos pueda llevar a él, es una acción que debemos vivir siempre.
¿Para qué abrir el bote de basura si ya
sabemos lo que contiene?
Si tienes dudas, pregúntate simplemente si Dios lo haría en mi lugar, es
un simple pero certero parámetro para tomar una opción.
Finalmente ¿cuál es el resultado o la
bendición recibida? Que todo nuestro ser
(espíritu, alma y cuerpo) será guardado irreprensible para la venida de nuestro
Señor Jesucristo. (1
Tes. 5.23).
¡Qué
valioso regalo! Y solo por ser obedientes en lo anterior. Si
te fijas, con un poco de diligencia y con
pequeñas decisiones diarias, podemos agradar a Dios.
¿Te
unes?
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