Ahora que ha muerto mi papá, me he puesto
a buscar porciones que me animen sobre el tema de la eternidad.
Te las quiero compartir.
Más
bien, queremos ponernos nuestro cuerpo nuevo para que este cuerpo que muere sea
consumido por la vida. Dios mismo nos ha
preparado para esto, y como garantía nos ha dado su Espíritu Santo.
Así que siempre vivimos en plena confianza, aunque sabemos
que mientras vivamos en este cuerpo no estamos en el hogar celestial con el
Señor. Pues vivimos por lo que creemos y
no por lo que vemos.
2 Co. 5.4 b-7 (NTV).
Así que, ya sea que estemos
aquí en este cuerpo o ausentes de este cuerpo, nuestro objetivo es agradarlo a
él.
2 Co. 5.9 (NTV).
Pues sabemos que, cuando se desarme esta carpa terrenal en
la cual vivimos (es decir, cuando muramos y dejemos este cuerpo terrenal),
tendremos una casa en el cielo, un cuerpo eterno hecho para nosotros
por Dios mismo y no por manos humanas.
2 Co. 5.1 (NTV).
Como está escrito:
«Las cosas que ningún ojo vio, ni ningún oído escuchó,
Ni han penetrado en el corazón del hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que lo aman.»
Pero Dios nos las reveló a nosotros por medio del Espíritu,
porque el Espíritu lo examina todo, aun las profundidades de Dios.
1 Co. 2.9-10 (RVC).
Yo soy el Alfa y la
Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir,
el Todopoderoso. Ap. 1.8.
¡Amén!
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