Hace unas semanas me inscribí a una
clase de finanzas básicas, destacando que las matemáticas nunca han sido de mi
gusto, pero lo creí necesario por algunos proyectos que tengo en mente.
Cuando llegaron los días cercanos a la
fecha, empecé a poner pretextos en mi mente para ir: Tengo muchas cosas qué
hacer en casa; está nublado y a lo mejor llueve ese día y es peligrosa la
ciudad con lluvia; creo que Santi se está resfriando; y qué tal que no entiendo
nada… tengo años que no hago ejercicios matemáticos…
Un día antes, de plano me puse a llorar,
pues estaba aterrada de ir al curso que duraba ¡una mañana! Pero me armé de
valor y pensé que irían todo tipo de personas, aun inexpertas como yo, y tal
vez no será la única que a lo mejor no entendiera nada.
Debido a que ya tengo bastantes años
alejada del mundo profesional, me acabo de dar cuenta de que me he hecho muy
temerosa, tímida e insegura. Y aun me cuesta mostrar mi vulnerabilidad. De ahí
que escribo esta experiencia que a lo mejor a alguien puede servirle.
Aquí van algunas frases célebres sobre
el miedo:
Ø “El
miedo es natural en el prudente, y el saberlo vencer es ser valiente.”
Ø “Nunca
tengas miedo del día
que no has visto.”
Ø "Nadie llegó a la cumbre acompañado por el miedo".
Y la Biblia dice:
No se turbe vuestro corazón,
ni tenga miedo. Juan 14.27 b.
El Señor está conmigo y me
brinda su ayuda;
Es mejor confiar en el Señor
que confiar en gente poderosa.
Sal 118.7 a, 9 (RVC).
No tengas miedo, que yo estoy
contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios.
Yo soy quien te da fuerzas, y
siempre te ayudaré;
siempre te sostendré con mi
justiciera mano derecha. Is. 41.10 (RVC) .
Que el Señor de paz mismo les
dé paz siempre y en toda circunstancia.
2
Tes. 3.16.
La clase fue muy buena, empezó con el
profesor diciendo: “Creo que si vienes a un curso de matemáticas por lo menos
debes traer calculadora, borrador y lápiz…” (suspiré, yo sí traía J ).
Nunca me había tocado un maestro de esta
asignatura que le gustara su materia.
Explicó bien y empezamos a resolver problemas matemáticos
y… ¡me salieron correctos los resultados!
Con
este gusto de por medio, empecé a cruzar las barreras de mis miedos: Me atreví a
preguntar públicamente cuando no entendía algo ¡todas las veces que quise!
Y no pasó nada, el maestro no se molestó,
ni nadie se burló mí, como cuando tenía 8 años.
¡Me sentí tan bien cuando terminó el
curso…!
Gracias a Dios por el valor que me dio,
y saber que nunca es tarde para vencer mis miedos.
Solo
por Su Gracia:
Jéssica M. Jiménez de Beltrán.
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