El sueño de muchas mujeres (no todas), es poder
formar una familia con hijos. Para mí era de lo más desafiante la ilusión de la
gran empresa que sería formar otra vida, que aunque pequeña, percibe todo desde
un primer momento.
Sin embargo, hay una
realidad. Decía Confucio:“No son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la
negligencia del campesino”.
Y la Biblia declara:
La mujer sabia une a su
familia;
la mujer tonta la
desbarata.
Prov. 14.1 (TLA).
No
significa que se esté dando toda la responsabilidad a la madre, pero sabemos
que es quien pasa más tiempo con los hijos. Yo sé que te está pasando por la
cabeza esa frase de “nadie nace sabiendo ser padre (madre)”, pero déjame
decirte que el Creador no nos lanzó al mundo sin herramientas.
La
mujer sabia, también llamada en la Biblia como prudente, es la que tiene
discernimiento espiritual en asuntos prácticos.
Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para
enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra
vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo
correcto. Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga
toda buena obra.
2 Timoteo 3.16, 17 (NTV).
Ser mamá es una buena obra. La
prudencia empieza recopilando información, luego la analiza y finalmente, la
discierne conforme los principios de Dios. Obviamente, dentro de ello está incluida la lectura de la Palabra de Dios
y la oración.
Chequemos algunas acciones para ser una madre sabia.
ü
Reconoce a Dios en todos los
aspectos de su vida.
Y él es antes de todas
las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
Col. 1.17.
El principio de la sabiduría es el temor de
Jehová; Buen entendimiento
tienen todos los que practican sus
mandamientos;
Su loor permanece para siempre. Sal. 111.10 .
Si quieres que tu familia pase la berrera del tiempo unida y
agradando al Señor, Él debe estar en todo.
ü
Respeta a la autoridad.
Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.
Prov. 1.7 b.
De tu pastor, de tu consejera,
de personas espirituales a quienes admires por cómo se desarrollan en su
familia.
Esto incluye a los maestros de
tus hijos, pues ellos ven cómo se desenvuelven varias horas, son las segundas
personas con las que tus pequeños pasan más tiempo, además de ti. Hay que
dejarles en claro que ellos son la autoridad académica y tú también los
obedeces.
No hables de sus errores frente
a los chicos, trata tus asuntos de forma sensata y reúnete con los profesores
para trabajar en equipo y en la misma sintonía.
Con otro con quien es
fundamental que también estés en igual frecuencia es tu esposo, es tu autoridad
espiritual también, así que es importante que lo sostengas en oración para que
siempre esté cerca de Dios y tome buenas decisiones.
Porque así
también se ataviaban en otro tiempo aquellas
santas
mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos;
1 Pedro 3.5, 6.
ü
Tiene sus prioridades en
orden.
¿Y qué
beneficio obtienes si ganas el mundo entero
pero
pierdes tu propia alma?
¿Hay algo
que valga más que tu alma?
Mt. 16.26 (NTV).
La eternidad es la herencia que hay que dejarles a los hijos (1P.
1.4):
*Una herencia incorruptible (que no se echa a perder con el paso del tiempo);
*Incontaminada
(pura, sin suciedad).
*Inmarcesible (fresca, con vigor).
Es una irrenunciable tarea de una madre que
nuestros chicos conozcan del Señor lo antes posible, tú vas checando el
entendimiento y su capacidad de discernir ciertos temas para ir sembrando
conceptos en su mente y corazón.
En la vida diaria hay que estar atentas
para que con cualquier cosa que suceda, podamos meditar con ellos principios
que en forma práctica e inmediata comentamos como enseñanza espiritual.
Dejamos hasta aquí por hoy y te espero con
la segunda parte de este estudio.
Gracias por leer.