El fin del mundo se acerca. Por
consiguiente,
sean serios y disciplinados en
sus oraciones.
Lo más importante de todo
es que sigan demostrando profundo
amor unos a otros, porque el
amor cubre gran cantidad de pecados.
1 P.4.7,8 (NTV).
Ante el fin de los tiempos,
Pedro nos invita a ser obedientes en todos nuestros caminos y no dejar de estar
en oración, en contacto permanente con Dios.
Es interesante su comentario de
ser cuidadosos en la oración, pues cuando el Señor le pidió que le acompañara a
orar en el huerto de Getsemaní, se quedó dormido.
Una persona seria es sincera, “sin engaño o
burla, doblez o disimulo”.
Me llama la atención este adjetivo, pues me lleva
a reflexionar sobre mis intenciones al orar ¿es por religiosidad, digo frases
hechas y repetidas, porque de verdad quiero estar con Dios, por obligación?
Posteriormente recalca el tema
del amor, que es símbolo de que somos sus discípulos.
El comentarista M. Henry
explica que “el amor procura la paz y excusa la falta de los demás. (…) En
lugar de proclamar y presentar como más grave la ofensa, la excusa tanto como
puede ser excusada. Y, cuando no se puede negar el hecho, tiende a pensar que no
hubo mala intención, sino que fue un descuido”.
Nunca me había puesto a
estudiar a fondo esta última expresión. Siempre que leía este pasaje pensaba: “¿Cómo
crees que se pasará por alto las ofensas? Yo creo que se refiere a otra cosa y
yo no entiendo bien…” Pues yo como abogada, tiendo a ver hasta las más
minuciosas faltas.
Pero el Prov. 10.12 reafirma lo anterior:
El odio
provoca peleas,
pero el amor cubre todas las ofensas. (NTV)
El amor al que se refiere es el amor
ágape, el dispuesto a perdonar las veces que sean necesarias.
Me pongo a pensar que ha habido ocasiones en que
he pecado y me han excusado de la intención de haber hecho daño, aunque yo no
me haya enterado de que sucedió. ¿Cuántas veces me he merecido vergüenza y
crítica pública por lo que he hecho y sin embargo, alguien pudo haber cubierto
mis faltas? Yo creo que muchas…
Yo debo hacer lo mismo con mis semejantes, como
Dios lo ha realizado innumerables veces también conmigo.
Amados hermanos, tengan paciencia mientras
esperan
el regreso del Señor. Piensen en los
agricultores, que con
paciencia esperan las lluvias en el otoño y la
primavera.
Con ansias esperan a que maduren los preciosos
cultivos.
Ustedes también deben ser
pacientes. Anímense,
porque la venida del Señor está cerca.
Hermanos, no se quejen unos de otros, o serán
juzgados.
¡Pues
miren, el Juez ya está a la puerta!
St. 5.7-9.
Oh Señor:
Muchas veces tiendo a esperar perfección, aun cuando yo misma no soy perfecta.
Gracias por tu Espíritu Santo y tu Palabra. Perdóname por ver
tanto las faltas, dame humildad para ver las mías, ayúdame a amar a mi prójimo
de la manera en que Tú lo haces para darte gloria en esta área. En nombre de
Jesús, amén.