Lc.
16.10, 11.-
El que es fiel en lo muy poco,
también en
lo más es fiel;
y el que en lo
muy poco es injusto,
también en lo más es injusto.
Pues si en las riquezas
injustas no fuisteis fieles,
¿quién os confiará lo
verdadero?
Desde
que nuestro hijo nació, mi vida personal sufrió una embestida tremenda.
Se
juntó el que tuvimos que cambiarnos al mismo tiempo para vivir en una casa más
grande, quedé anémica y muy débil, con depresión post-parto, con un hijo prematuro (muy llorón por cierto) que
necesitaba cuidados especiales, estrenándome como mamá y después de mis 36 años
de edad. (Y si se fijan todavía me falta añadir a mi esposo).
Frustrada
porque no podía tener la casa ordenada y limpia como a mí me gustaba y la comida
a tiempo, se me caían cientos de cabellos cada día, empecé a tener dificultades
al hablar, dislexia al escribir, la ira a flor de piel mezclada con llanto por cosas
absurdas, realmente pensé que estaba al borde de la locura.
Fue
un año realmente horrible. Varias veces caí de rodillas en la sala de mi casa,
clamando a Dios por que regresara la paz en mi vida.
Tuve
que ir entendiendo que no podía rendir como antes porque no estaba bien mi
salud. De hecho empecé a notar que si un día me sentía fuerte y animada y
aprovechaba para limpiar mucho, se
incrementaban mis hemorragias uterinas, y recibí la instrucción de que debía
estarme acostando varias veces al día.
En
algún momento pensé que no estaba bien espiritualmente, porque no era lógico mi
proceder.
Casi
a los 10 meses, desesperada porque no me
sentía mejor, acudí a la medicina natural o herbolaria y tuve una gran mejoría emocional y física.
Todo esto pasó porque mi salud fue
quebrantada fuertemente durante el parto, hasta la fecha (3 años después) no
estoy dada de alta. Con el tiempo he ido
asumiendo las reacciones que sufrió mi cuerpo.
De ahí la importancia de estar al
tanto de nuestra salud física, emocional y espiritual.
Nos
enrolamos demasiado en nuestro papel de esposas y mamás y nos olvidamos de
nosotras.
El
bebé sí va cada mes al pediatra y con
sus vacunas perfectas, pero tú tienes años sin ir a hacerte el papanicolau, checarte
del colesterol, la glucosa ni ir al dentista.
Otras veces que no es falta de
actitud u organización ¡¡es porque estás enferma!!
O
en su caso, nos llenamos de responsabilidades que superan nuestra capacidad física
y emocional que caemos en cama.
O
simplemente han pasado los años y ya no tenemos el mismo rendimiento que antes.
Todo por servir se acaba…
Cuando estamos viendo que algo no anda bien, hay
que parar y analizar e ir descartando cada área.
Primero es la física, de la cual muchas veces se
desprende la emocional. Pero en otras, nuestras emociones
se ven afectadas porque no tenemos las prioridades en
orden.
Por
supuesto que es importante que el esposo e hijos estén bien atendidos, pero
requieren una mamá sana y felíz ¡somos las que ponemos el clima a la familia,
el ambiente del hogar!
¿De
qué les sirve la casa limpia y ordenada, la ropa lavada y planchada, comida de
chef, si están histéricas, hostiles y estresadas?
O quizás deprimidas porque hace
mucho que no hablan con sus amigas, tienen sobrepeso y no son disciplinadas
para hacer ejercicio, les están saliendo nuevas arrugas, hace mucho que no se
maquillan, no se dan tiempo de peinarse muy bien y sentirse hermosas, como
cuando eran solteras o recién casadas…
Por
estos descuidos, no disfrutamos nuestra función de mamás y esposas y alejamos a nuestros amados.
Aquí
algunos consejos:
v
Mantén
tus prioridades en orden: Haz
una lista de las cosas que te molestan y te ponen ansiosa. Luego revisa la
manera de cambiarlas o eliminarlas.
v
El
ejercitarnos físicamente equilibra las
funciones de nuestro organismo, nos mantiene saludables, da energía y reduce el
estrés y la depresión. Sé que lo hemos escuchado cientos de veces, pero necesitamos
recordarlo para ser perseverantes.
v
Organiza
tus quehaceres domésticos, no limpies todo, todos los días (valga la
redundancia). Divide los quehaceres que son necesarios diariamente, cada tercer
día, cada semana y cada mes.
v
Aparta
una hora diaria para ti, por las tardes, en el que no pienses lo que debes
hacer, sino una actividad que no implique esfuerzo físico o mental. Enseña a
tus hijos y esposo que mamá debe
descansar.
v
Haz
lo imposible para respetar tus
horas de sueño. Si te desvelas, se desestabilizan 10 hormonas.
v
Toma tus 8 vasos de agua al día y come saludable.
v
Sé
disciplinada en alimentarte a tus horas.
v
Haz
un horario mensual en el que involucres actividades domésticas, familiares y
personales para ayudarte a mantener el equilibro.
v
Sé
fiel en tus chequeos médicos y en
tomarte tus medicinas.
v
Cuida
tu apariencia física.
v
Revisa,
acomoda y/o desecha lo que no uses periódicamente, en cajones, armario, alacena,
escritorio, auto, etc. El orden trae paz mental.
v
Escribe
tu plan personal de vida (independientemente de ser esposa y mamá) y planea
cuándo y cómo lograrlo.
Pero
no solo de mente sana en cuerpo sano, también es necesario cuidar nuestro crecimiento espiritual.
A
veces estamos muy preocupadas por criar buenos hijos, pero definitivamente no
podemos dar lo que no tenemos.
Cada
quien va a dar cuentas por su crecimiento, es necesario el examen diario, la
confesión, el discipulado, rendición de cuentas, fomentar amistades edificantes
para ti y la lectura de la Biblia y de buenos libros cristianos (si quieres
recomendaciones de títulos según el área que quieras trabajar escríbeme un inbox).
Juan
3.30.- Es necesario que él crezca,
pero que yo mengüe.
El
crecimiento no es una opción, es una necesidad.
Debo
enfocarme en mi propia madurez.
Fil
3.12.- No quiero decir que ya haya
logrado estas cosas ni que ya haya
alcanzado la
perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección
para la cual
Cristo Jesús primeramente me hizo suyo (NTV).
La
madurez se mide por las siguientes características: (Responde en cada uno si
eres madura o inmadura).
Ø
Por
la capacidad de llevarnos bien con los demás. (Jn. 17:21)
Ø Por el grado de contentamiento
(Fil. 4:11-12), 1 Tim. 6:6).
Ø Por la habilidad de gobernar
nuestro espíritu y controlar nuestras emociones - amor u odio (Prov 16:32).
Ø Por el grado en que hemos
erradicado la soberbia y otros conflictos atormentadores. (Rom.12:3).
Ø Por cuánta paciencia poseemos
– habiendo sometido la imprudencia y la critica (Prove. 18:13, Is. 32:4).
Ø Por cuán perseverantes somos –
no con altibajos, sino constantes “todo el tiempo” (Hech. 20:18).
Ø Por nuestra habilidad de
controlar la lengua. (St. 3:2).
Ø Por el grado de santidad que
tenemos. (Mt. 7:20-23).
Ø Por cuanto tenemos del
espíritu de siervos. La humildad es el
distintivo de la grandeza. (Mar. 10:43-45).
Ø Por nuestras actitudes hacia
la autoridad. La malas actitudes revelan que desafiamos al Señor (Ezequiel
3:7).
Ø Por el dominio sobre nuestra
vida pensante. Toda batalla se pierde o se gana en la mente (1 P. 1:13).
Ø Por una discreta
administración de nuestras finanzas. El manejo del dinero comprende conciencia
y carácter. (Lc. 16:1011).
Ø Por las veces que hemos dejado
de decir: “Eso no es justo” (Gn 45:5-8, 50:20).
Ø Por nuestra gratitud. (Ef. 5:20,
1 Tes. 5:18).
Ø Por reconocer lo mucho que no
sabemos. Los inmaduros tienen todas las respuestas. (1 Co. 8:2).
Ø Por nuestra habilidad de
manejar el rechazo – con entendimiento y perdón. (Hechos 5:41).
Ø Por la forma en que
reaccionamos a los retrasos (Sal 40:1-2, Is 64:4).
Ø Por nuestra habilidad de
manejar el fracaso personal o lo que tiene esa apariencia. (1S 30:6, Is. 49:4).
Ø Por nuestra habilidad de
enfrentar la pérdida de algo. (Job 1:21).
Ø Por nuestra habilidad de
manejar el éxito. (Dt. 8:11-14).
Ø Por nuestra habilidad de
manejar la hostilidad que otros nos dirigen. (Rom 12:17-21).
Ø Por cuanta sabiduría hemos
acumulado. (Prov 4:7, Lc 2:52).
Ø Por cuanto amor poseemos. (Col.
3:14).
Ø Por los responsables y
confiables que somos, y por cuanto tememos al Señor. (Neh. 7:2).
Ø Por nuestra habilidad de
administrar el tiempo. (Sal. 90:12, Ef. 5:15-17).
Ø Por nuestra actitud hacia los
hermanos caídos—estando limpios de la actitud de “te lo dije” (Gál 6:1).
Ø
Por
conocernos bien, incluso como Dios nos conoce (1 Co.13:12, Mt 7:1-5).
¿Cuántas
fueron tus respuestas inmaduras? Pues aquí tienes ya una lista de por dónde
empezar a trabajar.
Mucho
ánimo, pues hay un gran desafío para cuidarnos física, mental y espiritualmente
y cumplir con nuestro compromiso con Dios, como esposas y mamás.
No
es fácil, pero tampoco imposible, llevo
ya casi 6 meses que por gracia de Dios, estoy siendo más ordenada y cuidándome
mejor.
¿Aceptas
el reto?
DESAFÍO
SEMANA 4.-
*Haz una tabla
con los días de la semana y un horario en el que todos los días tengas por lo
menos una hora para ti y una tarde a la semana para hacer lo que te guste (salir
de paseo sola, visitar a una amiga, arreglarte las uñas, ponerte mascarillas,
hablar por teléfono, tomar una siesta, etc.)
-En esta misma
gráfica marca los días en que has hecho ejercicio.
*Medita la
manera en que te gustaría desarrollarte como persona independientemente de ser
mamá y esposa.
Visita a mis amigas en sus blogs:
Edurne
Wendy
amiga, realmente tocaste mi corazón :) Tengo mucha tarea por hacer entonces ;) gracias por ser la voz de Dios para mi en este momento, te quierooo!!!
ResponderBorrarPues gracias a Dios querida Karla, me alegra que haya sido útil para ti y tu familia ;)
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