Agosto 20, 2015.
Era un día normal. Fui por mi
hijo a la escuela y al estarlo esperando, un par de mamás conversaban sobre las
fiestas de cumpleaños de niñas. Luego salieron sus hijas y le dijo una a la
otra que se le había caído un diente.
En ese momento, me quedé
pensando la edad de las niñas… seis años… Santi tiene… cinco…. ¡O sea que mi
pequeño ya está por tener sonrisa de niño grande! Medité sorprendida y con un dejo
de tristeza en mi corazón.
Llegando a casa, mi hijo me
pide que le revise su boca porque hay una molestia que no se le quita y le
duele en un diente. Cuando abrió la boca, toqué con mi dedo el diente en
cuestión y…. ¡Sorpresa! ¡Estaba muy flojo!
Lo primero que me vino a la
mente fue que un día antes la maestra me dijo que se había caído en el recreo
pero que no se lastimó. Y empecé a culparme porque a lo mejor se había golpeado
la boca y ya tenía 24 horas con el diente flojo y yo ni en cuenta (dándole al
síndrome de mamá perfecta a quien no se le escapa nada).
Posteriormente empecé a tocarle
alrededor de la boca a ver si le dolía o
tenía algún moretón, pero no. En eso, repentinamente me vino a la mente la
conversación de las niñas de la escuela… Y dije: ¡Noooo! ¡Mi hijo ya creció!
En eso, recordé a una dentista
conocida y le llamé para preguntarle sobre el tema, y me comentó que ya estaba
en edad y para quedarme más tranquila sobre si era por el golpe o no, le
mandara un video y fotos por el Whatsapp. Entonces, me percaté que tenía otros tres dientitos en la misma condición.
Y efectivamente me escribió
estas palabras: “No te preocupes, es parte de la erupción. Va bien. Está creciendo.”
Otra vez esa idea de “está
creciendo”, retumbaba en mi cabeza… Respiré, pero no había tenido tiempo de
explicarle que se le caerían los dientes pronto, él sabía que pasaba, pero no
cuándo.
El pobre estaba asustado, pues
no se lo esperaba tampoco, y mis amigas del estudio bíblico le mandaron audios
para a animarlo con el famoso ratón de los dientes y comentándole que a todos
los niños les pasaba.
Luego, ese mismo día nos
tomamos fotos con sonrisa con sus dientes todavía.
Así que hasta el tercero
pudimos tener el tesoro, y se puso a llorar porque se asustó de verse un diente
caído :D (16 Sep.)
Puede parecer exagerado, pero
cabe destacar que a mí nunca se me aflojó un diente, todos me
los sacó una dentista, pues me salían por detrás de los de leche. Tengo todos
con la raíz completa.
Además, para mamá primeriza,
con un pequeño esperado tanto tiempo, aceptando su paso por el jardín de niños
y que pase todo tan rápido… ¡Wow! No hice más que parar, agradecer por lo
vivido hasta el momento y analizar si
estoy aprovechando los minutos con él,
pues se irán pronto.
A seguir jugando, platicando,
orando, leyendo cuentos, paseando y viendo películas, atesorando cada cosa en
mi mente y corazón, ( y si se puede, en fotos también). ;)
P.D. No dejé de pensar la
reacción de mi papá si hubiera estado aquí en este acontecimiento importante
para su nieto. ¡Seguro le hubiera comprado un regalo!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¡Anímate a comentar! Tu opinión es importante.