En
aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre,
Señor
del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de
los
sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
Mt.11.25.
“Mami: ¿Sabes todo lo que creo de la Biblia?
La historia de David y Goliat.
Que existió Sansón.
Que Cristo murió por mí y limpió mi corazón.
Que Jesús caminó sobre el agua del mar ¿Te imaginas?
Que Jesús le dijo al viento: ¡calla!
Le dio vista a los ciegos.
Hizo caminar a los que no podían.
Sanó enfermos.”
Hasta ahora entiendo
este versículo, cuando veo a nuestro hijo hablar con una emoción singular de las
historias de la Biblia y de Jesús.
A pesar de ser fan de
los súper héroes, como los de su edad, le gusta “jugar a Jesús”, porque “así
recuerdo lo que yo creo”. Su favorita es cuando caminó sobre el agua.
“Mami: Tú eres María y yo Jesús.” Y en el juego hace
comentarios como estos: “Mira mamá, yo soy Dios, y soy poderoso para hacer
cosas que quiera… ¿Qué deseas que haga?... ¿Sabías que el viento me obedece
María?... Mira cómo camino ¿ves que no me caigo?... Mamá: van a venir mis
amigos los discípulos, ¿nos puedes hacer un postrecito? También vamos a tomar
un poco de té.”
Es un deleite
participar en ese juego, pues me sorprende con sus respuestas, que tenga tal
sensibilidad y fe. Ya quisiera la décima parte de la pasión y determinación con
que cuenta sus relatos.
Y bueno, eso muestra
también el fruto de su salvación, pues realmente sabe lo que contesta y por qué
lo dice.
Cuando vamos
creciendo, perdemos poco a poco esa capacidad de asombro, esa inocencia, y en
su lugar, hay una niebla que nos impide esa espontaneidad propia de la
infancia. Cuánto he perdido, pero Dios me ha mandado a esta criatura para recuperarlo.
Mi oración es que su
corazón sea guardado, y que no mengüe la
fe que tiene en el Señor y en Su Palabra. Que yo sea un instrumento útil y
limpio como mamá y no sea de tropiezo con mi ejemplo.
Entonces
Jesús dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el
reino de los cielos es de los que son como ellos.»
Mt
19.14. (RVC)
Cuando un pequeño se interesa y responde de esa manera implica que lo sembrado, la palabra de Dios, está haciendo efecto, me encantó porque anhelo lo mismo con mi hija y me enseña a que puedo jugar con ella representando historias Bíblicas para que ella conozca más.
ResponderBorrarAsí sea Mireya, la Palabra de Dios no regresa vacía.
BorrarUn gusto saludarte.