martes, 10 de junio de 2014

De los tribunales al ministerio.

Diciembre del 2000, a mis 25 en la graduación de mi Curso de Especialización
Judicial del Instituto de la Judicatura Federal de la Suprema Corte.


Corría el año 2000, una abogada joven, de 25 años de edad, autosuficiente, con un salario maravilloso, segura,  decepcionada del amor y de la vida.

“Nadie es perfecto, y yo quiero ser Nadie” era mi frase lema, producto de una crianza sobreprotegida.

No me gustaba pedirle favores a Dios, para no sentirme comprometida si surgía una oportunidad de 
portarme mal, pues ser buena chica no era muy redituable que digamos.

Afortunadamente Dios me salvó antes de que surgiera esa oportunidad.

Conocí de Cristo en abril de ese año, un mes después de asistir a la iglesia, una vez que me percaté que nunca me había dado tiempo de conocer a Dios y lo tenía fuera de mi vida.

En  enero del 2002, el Señor me dio la oportunidad de contraer matrimonio y unos meses después, ir a prepararnos al Instituto Bíblico Palabra de Vida Argentina por tres años, para servirle de tiempo completo.
Dios usó en gran manera ese lugar para moldearme, en primer año conocí más a Dios; en segundo, hubo cambios personales; y en tercero, principios para el ministerio.

Por casi dos años servimos de tiempo completo como misioneros en la iglesia que nos vio nacer, estuvimos a cargo de los ministerios de discipulado y matrimonios,  nuestras áreas favoritas. Aprendimos mucho y trabajamos con gente nueva en su mayoría, era una iglesia como de 600 personas, hasta que nuestro pastor cayó en adulterio. Fue un momento muy difícil, pues en casos inesperados como este, sale a relucir lo que verdaderamente hay en el corazón de los miembros de la iglesia,  si de verdad hay principios bíblicos o todo era una farsa.

Caí en una depresión muy fuerte, la primera desde que fui creyente, nunca dudé de Dios y Su Palabra, pero me decepcionó mucho la reacción de las personas y las decisiones que tomaron. Tuve que trabajar secularmente, y eso fue muy duro para mí, pues yo había decidido entregar mi vida para el Señor.
Dios me dio empleo en una escuela cristiana, impartí las materias de Español, Cultura de Legalidad, Literatura y Derecho.

 El primer año fue muy duro, pues me costaba mucho enseñar cosas seculares, y lloraba pensando que yo podría estar discipulando o preparando estudios para mujeres, yo ya había sacado todo eso de mi mente para no usarlo jamás. Antes tenía 14 aconsejadas y ya predicaba en la Reunión de Damas de la iglesia.

Meses después, iniciamos una “iglesia desde cero”, que es donde estamos hasta hoy, hace ocho años ya.

Pude prepararme cada vez más para ser mejor maestra, hablarles de la Biblia libremente a los adolescentes y jóvenes integrando principios a mis asignaturas.  Esa escuela ha sido un hermoso refugio que Dios ha provisto para consuelo y ánimo a nuestra familia. Yo estuve ahí por cinco años, hasta que por gracia de Dios salí embarazada. Mi esposo va ya por su séptimo año laborando ahí como encargado de Disciplina de la escuela, donde ha sido de gran bendición a alumnos y sus padres por su formación pastoral.

Desde que nació mi hijo, mi familia se ha convertido en mi ministerio principal. Aunque estaba dispuesta a discipular, las mujeres no quisieron “pagar el precio” de  venir a casa. Así que solo ayudaba a mi esposo con visitación y enseñé en la escuela dominical.

La iglesia caía en un letargo y era obesa espiritual, pues tenía mucha enseñanza, pero poco fruto. De esta forma tuve necesidad de compartir con otras personas y siempre oré por practicar mi talento para escribir y de hablar en público para ministrar a las mujeres.

Ahí encontré los blogs en internet, de donde leía mucho, y seguí por varios meses para poder hacer uno propio.  Y encontré entre ellos El Viaje de Una Mujer, que semanas después iniciaría los estudios de GMG en EspaÑol.

Iniciamos un grupo de 80 mujeres de todas partes del mundo. Ahora seguimos juntas 33, que son de gran apoyo a mi vida, son mis amigas, mis confidentes y compañeras en oración. ¡Ya no concibo mi vida sin ellas!

Hay viudas, casadas, misioneras en la ciudad y con los indígenas, hijas de pastor,   solteras, recién casadas, con hijos jóvenes y pequeños, esposas de pastores, amas de casa, reposteras, y además, de todas personalidades: las dulces y las no tanto, las graciosas, las maestras, las serias, las amorosas, las detallistas, las “platiconas”, las sabias, en fin, Dios nos hizo, y nos reunió por la red, por eso esta serie se llama “conexiones divinas.”

La gran mayoría no nos conocemos personalmente, pero chateamos o nos comunicamos por whats app, hablamos por skype, y somos grandes amigas.

En este inter, empecé a colaborar con Edurne en su blog, los lunes por poco más de medio año. Luego me retiré porque tuve muchos problemas de salud con mi pequeño, y eso absorbía toda mi energía e inspiración.

Hasta que Dios puso en mi corazón iniciar mi blog “Con Visión de Hogar” para ministrar a las mujeres desde mi casa, en abril de 2013. Este espacio está inspirado en ayudar a otras esposas y madres a tener un hogar que cumpla con las expectativas para el que fue creado.

Cabe destacar que aunque la mujer que esté dedicada al hogar, también opina y participa en la edificación de la sociedad. Formar vidas e influirlas es valioso, más allá de limpiar y cocinar.

No es exactamente un blog cristiano, que solo hable de cosas espirituales, pero sí escrito por una hija de Dios que vive en el mundo, convencida de que el ama de casa necesita profesionalizarse para que a nuestros seres queridos les encante permanecer, que viva la Palabra de Dios.  

Por su parte, al quinto año de su fundación, nuestra iglesia sufrió varias divisiones, solo quedaron cinco familias. Mi esposo sigue pastoreando, y ha sido difícil, pues en ocho años, la iglesia no sustenta por completo, pero exige mucho y el cuidado no es recíproco.

Sé que no somos los primeros ni seremos los últimos en tener estas experiencias en el ministerio, pero no dejo de ser humana y que duelen las imprudencias y desconsideraciones de las ovejas.

Los últimos dos años hemos reducido las actividades eclesiales al mínimo, y trabajando a pulso en sanar nuestro corazón, re-definiendo nuestras convicciones espirituales y dándonos un respiro necesario para continuar, pues tenemos un llamado para servir a nuestro Dios.

Estamos muy contentos como familia, poniendo prioridades en orden, igual servimos compartiendo con familiares y amistades que no conocen de Dios, que hace años no veíamos por estar en la iglesia todo el tiempo.

Hemos llegado a la conclusión que a Dios se le sirve todo el tiempo, de todas formas posibles, compartiendo con quien el Señor ponga en tu camino, o en la red, y Él es fiel para usarte siempre que tengas un corazón dispuesto.

Cuidando tu integridad, deja que el mundo ruede y hable ;)
Un placer compartir con ustedes.










Este artículo fue escrito para Blog Soy Mujer de Valor.
Gracias Karli por organizar esta serie.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¡Anímate a comentar! Tu opinión es importante.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...