Prov. 1.8-10.- Hijo mío, presta atención
cuando tu padre te corrige;
no descuides la instrucción de tu madre.
Lo que aprendas de ellos te coronará de gracia
y será como un collar de honor alrededor de tu cuello.
Hijo mío, si los pecadores quieren engatusarte,
¡dales la espalda! (NTV)
Durante los años en que Dios no me enviaba un hijo, me preguntaba la razón
por la que quería uno para presentar específicamente mi petición al Señor:
¿Para qué pides un hijo Jéssica?
Y lo que siempre me pasó por la mente y corazón
fue el desafío maravilloso de reproducir enseñanzas en otra persona.
Pero varias veces me pasaba por la mente que
posiblemente yo no era apta para eso, que todavía me faltaba trabajar en áreas
en las que quizás no sería buen ejemplo para ese niño, que no podía dar lo que
no tenía, que quizás por eso me lo negaba. Confiaba en Sus tiempos, justicia y
voluntad.
Hasta que después de cinco años mi clamor fue
escuchado y llegó ese hermoso ser (no digo que porque fui perfecta ni que mi
teoría haya sido cierta).
Conforme pasaron los meses, cada vez se hacían
más claros defectos que yo consideré eran insignificantes y que hasta ahora me
concientizaba que no quería transmitir a mi hijo. Y otros más, pensaba: “debo
dejar de tener esta actitud antes de que empiece a hablar porque no es correcto”.
Mi hijo ha sido la escuela más evidente que ha
tenido el Señor para ayudarme a crecer más rápido.
Sin duda al paso ya de los pocos años que llevo
de madre, estoy convencida de que el ejemplo arrastra y espiritualmente
hablando ni se diga.
Definitivamente nuestros hijos son producto de
nuestra influencia y no podemos dar lo que no se tiene.
Los padres son los responsables de la instrucción
divina, no la iglesia ni la escuela dominical.
Cuántas veces he escuchado que la gente se cambia
de congregación porque allá está mejor la escuela infantil, porque en la otra
iglesia sí hay reunión de jóvenes, porque les dan juguetes caros o viajes si
ganan el concurso bíblico… Un club de adolescentes no puede hacer todo el
trabajo mientras los padres no lleven frutos y vivan su fe.
Pretextos hay de sobra para eximirse de la
obligación y privilegio de reproducir a Cristo en la vida de un pequeño ser.
La palabra de Dios es muy clara en el mandato:
Deuteronomio
6:5-7.- Ama al Señor tu Dios con
todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el
corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus
hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino,
cuando te acuestes y cuando te levantes. (NVI)
Investigaciones
de expertos señalan que las neuronas no dejan de multiplicarse durante los tres
primeros años de vida, y justo en este proceso es cuando se encuentra la máxima
receptividad en el niño.
Ahí vemos el
ejemplo de Jocabed (Ex 2.9-10) y Ana (1 Sam. 1.20-24), quienes debieron
aprovechar el poco tiempo que Dios les concedió con sus hijos.
Porque déjame
decirte que el ser mamá de tiempo completo no implica que se realice el trabajo
de forma efectiva. Conozco mujeres que tienen años sin trabajo fuera de casa, a
quienes no les interesa crecer espiritualmente y sus hijos muestran una nula
influencia positiva de parte de la madre. No podemos esperar hijos obedientes si nosotros no lo somos
primero.
El aprendizaje nace por la observación y debe ser
perdurable por el tiempo.
Cuando fui maestra debíamos planear el objetivo
de la clase y pensar en transmitir una motivación, asegurarnos de la comprensión,
buscar recursos y dedicar tiempo de práctica del conocimiento.
¿Cuál es nuestra motivación para sembrar la Palabra de Dios en los hijos?
El conocimiento de su Salvador y que reciban el regalo de la vida eterna.
Hablarles de la obra de Cristo, del amor tremendo
del Padre por cada uno de nosotros, del gozo del cielo.
Jn. 3.16.- Pues
Dios amó tanto al mundo
que dio a su único Hijo,
para que todo el que crea en él no se pierda,
sino que tenga vida eterna. (NTV)
¡Qué privilegio, gran gozo y maravilla debe ser
que la mamá lleve a los pies de Jesús a sus pequeños! Que sea cuidadosa de
aprovechar cada cosa que suceda en casa o en la escuela para hablarles de su
condición y necesidad de Salvación.
Es muy importante asegurarnos de la comprensión
de este mensaje, poder “bajarnos” a su nivel de lenguaje y conocimiento del
mundo en ese momento, poner ejemplos de la vida familiar para transmitir
convicciones y principios de la Palabra de Dios.
Es triste cuando sabemos de padres que creen que
sus hijos son salvos y cuando llegan a la adolescencia o juventud se rebelan y se
percatan de que solo hay conocimiento, pero no la adquisición de una conducta
duradera y profunda.
Esto es muy evidente desde temprana edad, ya que
hay niños que saben al derecho y al revés historias bíblicas, pero sus
actitudes son contrarias a lo que Dios espera. Los papás debemos estar muy
atentos a estas señales y no cegarnos a la dureza de corazón de nuestros hijos.
¿Cómo hacer lo anterior, tal vez ideas más
específicas? Actualmente ya no hay excusa para tener recursos de orientación
para la educación bíblica, hay mucha información en internet, visita la
librería cristiana más cercana y hay infinidad de libros, revistas y materiales
que puedes usar según la edad de tus hijos.
Esto sin hacer menos la Biblia, como nuestra principal
fuente de información, leerles las historias directamente de la Palabra, y no
de un libro con dibujitos. Además de que te vean leer a ti también.
Hace dos semanas Santi me dijo que quería llevar “su
‘lilia’ (Biblia) a la iglesia para ‘leer’ cuando papá habla”, tiene dos años
con 11 meses.
Hay que mostrarles al Dios real que abarca la
Palabra, al Dios amoroso, pero justo; al Dios misericordioso que también es
fuego consumidor; que ama al pecador, pero no su pecado.
Por último, la práctica de conocimiento, observar si hay frutos en su vida, si es
hacedor de la Palabra.
Nuestro Padre Celestial debe estar presente en la
familia, cada momento, cada detalle, cada experiencia, conversar sobre lo que
el Señor ha hecho.
Otros consejos prácticos serían tener una libreta
familiar de agradecimientos; orar con ellos y por ellos; tener versículos a la
vista en la casa; tener un devocional familiar cada semana dirigido por su papá;
tomar tiempo para platicar situaciones familiares en que Dios ha bendecido y ha
trabajado en sus vidas; contar su testimonio de cómo llegaron a los pies de
Cristo; cómo fue su noviazgo esperando la voluntad de Dios para su matrimonio;
que te vean leer, estudiar, discipularte y rendir cuentas.… Pero sobre todo, vivir
lo que predicamos y compartirlo a nuestro prójimo es el método más efectivo.
Salmo
78:4-7.- No les ocultaremos estas
verdades a nuestros
hijos;
a la próxima generación le
contaremos
de las gloriosas obras del
Señor,
de su poder y de sus
imponentes maravillas.
Pues emitió sus leyes a Jacob;
entregó sus enseñanzas a
Israel.
Les ordenó a nuestros
antepasados
que se las enseñaran a sus
hijos,
para que la siguiente generación las conociera
—incluso los niños que aún no
habían nacido—,
y ellos, a su vez, las
enseñarán a sus propios hijos.
De modo que cada generación volviera a
poner
su esperanza en Dios
y no olvidara sus gloriosos
milagros,
sino que obedeciera sus
mandamientos.(NTV)
DESAFÍO SEMANA
1:
Es
tu responsabilidad como mamá
discipular a tu(s) hijo(s).
Cada
día aparta 10 minutos o más para leer, discutir
y estudiar la Palabra con ellos.
Síguenos con los siguientes enlaces a los blogs de mis amigas:
Edurne de www.elviajedeunamujer.blogspot.com
Trisha de http://unamujerelegida.wordpress.com
Wendy de www.WendyBello.com .
Los temas y fechas son los siguientes:
1. “Sembrando la Palabra de Dios en nuestros hijos” – Miércoles 1 de mayo
2. “La trampa de las expectativas” – Miércoles 8 de mayo
3. “Mi legado” – Miércoles 15 de mayo
4. “Mamá sana, familia sana” – Miércoles 22 de mayo
5. “Esposa vs. madre” – Miércoles 29 de mayo
Así que ya sabes, cada miércoles de mayo, tienes una cita con los cuatro blogs.
Cada entrada va a estar enlazada directamente con los otros tres, de forma que sólo tengas que seguir los enlaces para llegar directamente al resto de los blogs.
Un privilegio tremendo llevar a nuestros hijos a los pies de Cristo, recuerdo que una vez Dan Nüesch, el director de palabra de vida nos dijo a mi esposo y a mi, deben competir a ver quien lo gana para Cristo a cada uno de sus hijos, lo dijo con cariño y respeto no jugando, pero si en un lindo desafio, y es hermoso cuando ellos te preguntan y te dicen que quieren que jesus entre en su corazön!!
ResponderBorrar¡Qué lindo!
BorrarNo lo había visto así ¡gracias por compartir tu anécdota Ericka!