¡Qué tal mis estimadas lectoras! Muy feliz y bendecido
2013.
Con el motivo del inicio de año, mi querida amiga Edurne
estuvo escribiendo sobre ser conscientes para cumplir del propósito por el cual
Dios nos tiene con vida hasta hoy.
Y esto, es para todos, no importa cuántos años tengas.
El jueves pasado, acudimos a hacer análisis de sangre
a mi pequeño Santiago, de 2 años con 7 meses de edad. Desde marzo del 2012, le
detectaron una inmadurez en el riñón que se llama Acidosis Tubular Renal, y
cada mes o dos hasta el momento, debe hacerse estos estudios para monitorear
cómo va reaccionando al tratamiento. Deben sacarle 4 o 5 tubos de ensayo de
sangre cada vez.
Al principio lloraba un poquito nomás. Pero al paso de
los meses es más difícil sacarle sangre,
porque no le sale, y deben picarlo varias veces y de las manitas, de los
brazos es poco menos que imposible, no
le encuentran vena.
Esta última ocasión, desde que llegamos al hospital
empezó a llorar, y les gritaba a los doctores: “¡ya no, por favor, déjenme!”
A esto le aunamos que en septiembre tuvieron que
operarlo de un “defecto” que tiene en su sistema urinario, parte de la
inmadurez que les platiqué, y en marzo requerirá otra porque no se puede
corregir de una sola vez.
… Medicamento que hay que administrarle por años (que
al principio, le ocasionó por casi 2 meses, vómitos 4 veces a la semana por las
noches, en lo que su cuerpo se acostumbró); visitas con varios doctores, porque es un mal
diverso, nefrólogo, urólogo, otorrino,
homeópata, neuroterapeuta…
Mi Santi se está cansando, se pone triste cuando le da
una gripa, de saber que debe ir al doctor o tomar más medicina.
¿Sabes cómo me he sentido como mamá al tener que ver a
mi hijo amado, a mi único, sufrir de esa manera? ¿Por qué otra cirugía? Él es
un niño tan deseado, tan especial, obediente, entendido… Soy creyente, soy
humana y soy mamá…
Al acercarse la cirugía duré un mes con insomnio y
lloraba mucho, de pensar que debía entregarlo en manos de un doctor desconocido,
en un hospital público y esperar a que salieran a darme noticias. ¿cómo serían esas horas en la sala de espera?
Hasta que un día mi esposo me dijo que Dios tenía un
propósito para Santiago, a pesar de su cortísima edad, un propósito para
trabajar en su corazón que solo Dios sabe. Y no solo en él, en nosotros como
papás también.
Esto me hizo reflexionar muchas cosas y abrazarme de
las promesas de Dios que debo estar repasando cada vez que la angustia me
ataca. Y es lo que quiero compartirte.
En primer lugar, Dios creó a Santi con ese “defecto”,
entrecomillado, porque tiene un propósito.
Sal.
139.13-16.-
Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
Te
alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy bien.
Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy bien.
15 No fue encubierto de ti mi cuerpo,
Bien que en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
Bien que en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
16 Mi embrión vieron tus ojos,
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.
Nada fue encubierto del cuerpo de mi
hijo, no faltó ninguna cosa, Dios hace todo conforme a Su plan, Él lo hizo así.
Asimismo, agradezco al Señor que el
“mal” de Santi se corrige con medicamento y cirugía. Aunque el tratamiento dura
años, cede en algún momento, y no pone en peligro su vida.
El día de la primera cirugía pudimos
conocer a Ángel, un niño de 7 años que tenía un tumor en la cabeza, iba por la
segunda operación, porque le salió de nuevo una protuberancia. Perdió mucha
sangre y no había muchas esperanzas. Dio
un vuelco la vida de esta familia en solo 7 meses. Su abuelo y su mamá estaban
muy mal y pudimos orar con ellos. Cuánto hubiera dado esa madre por que su hijo
tuviera lo que el mío ¿verdad?
Cuando vamos a los análisis y
consultas vemos niños down, con parálisis cerebral, insuficiencia renal, otros
que deben cargar tanques de oxígeno para poder respirar, con cáncer, quemados,
en sillas de ruedas… Al estar ahí, pasando frente a mí, digo: “Gracias Señor
por la enfermedad de mi hijo” y oro por el consuelo y propósito de Dios para
esas familias.
Jn. 11.4.- Oyéndolo Jesús, dijo:
Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el
Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Gál. 4.13, 14.- Como ya saben, cuando
primero les prediqué el evangelio lo hice debido a una enfermedad que sufría. Y
esa enfermedad fue una prueba para ustedes, que no me despreciaron ni me
rechazaron a causa de ella, sino que, al contrario, me recibieron como a un
ángel de Dios, ¡como si se tratara del mismo Cristo Jesús! (DHH)
Por esto, hemos tenido oportunidad de
conocer a mucha gente y compartirles del
amor de Dios.
Por su parte, otra cosa buena es que
tenemos un seguro médico para poder atender su enfermedad en un hospital
público de especialidades, donde lo han atendido con excelencia. Allí lo
operaron, nos proveen el medicamento y la mayoría de las consultas que requiere
regularmente.
Cuando supimos que se acercaba la
cirugía, la cual nos anunciaron desde bebé, (pero no podía hacerse porque debía
ganar peso) intentamos vender nuestro automóvil para poder hacer la cirugía en
lo particular con un excelente especialista, pues es nuestro único hijo, y
queríamos lo mejor para él.
Pues Dios permitió que nos hicieran un
fraude con una supuesta compra y nos lo robaron. Eso nos llevó a buscar la
atención pública.
Se supone que solo necesitaría una
cirugía, pero al abrir, el urólogo dijo que estaba más difícil de lo que
aparentaba y requerirá por lo menos una más. ¿De dónde hubiéramos sacado para
pagar la segunda? Hay personas que ni siquiera tienen seguro médico público.
Ahora entiendo que Dios tuvo otra vez un
propósito, que confiáramos en que Él tenía un lugar mejor para la atención
Santi, y nos quitó los medios para hacerlo conforme a lo que nosotros
pensábamos era lo mejor.
Sal. 9.9, 10.- Jehová será refugio del pobre,
Refugio para el tiempo de angustia.
Refugio para el tiempo de angustia.
10 En ti confiarán los que conocen tu
nombre,
Por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.
Por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.
Cuando me angustio, pienso en Dios el Padre, cuando tuvo que dar a
Su Hijo, Su único, Su amado, especial, obediente, para morir en mi lugar por
pagar mi pecado. Cuánto amor para haber dado a Su hijo inocente para que
sufriera en mi lugar.
Jn 3.16.- Dios amó tanto a la
gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo
el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna. (TLA)
Rom. 5.8.- Mas Dios muestra su
amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
El propósito de Dios con la muerte
de Su hijo: Salvar a los perdidos.
Cada día que pasa, cada hora, cada minuto que respiro, cada
circunstancia que pasa en ese tiempo, tiene un propósito.
Estamos platicando mucho con nuestro hijo para hacerle entender
que ir al doctor, sus medicinas, son para su bien, que papá y mamá lo aman y siempre
estarán ahí para acompañarle y tratar de que sufra lo menos posible. Tiene 2
años 7 meses, cómo puedo explicarle… Pedimos al Señor consuelo, gozo y
entendimiento para Santi, y sabiduría, confianza y paz en nuestros corazones
como padres para poder sacar lo bueno de todo esto y transmitírselo, que él lo
sienta.
Aunque no entienda todavía, le estaré leyendo los siguientes
pasajes, y cuando llegue el tiempo, le haré saber cuán grandes cosas ha hecho
Dios en nuestras vidas con su llegada y con su padecimiento.
Sal. 71.6-8.- En ti he sido sustentado desde el vientre;
De las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó;
De ti será siempre mi alabanza.
7 Como prodigio he sido a muchos,
Y tú mi refugio fuerte.
8 Sea llena mi boca de tu alabanza,
De tu gloria todo el día.
Sal. 138.8.- Dios mío,
tú cumplirás en mí
todo lo que has pensado hacer.
Tu amor por mí no cambia,
pues tú mismo me hiciste.
¡No me abandones! (TLA)
tú cumplirás en mí
todo lo que has pensado hacer.
Tu amor por mí no cambia,
pues tú mismo me hiciste.
¡No me abandones! (TLA)
Y
abrazándonos de Dios, en comunión con Él para creer que tiene pensamientos de
paz y no de mal para cada uno de nosotros, grande o pequeño. Santi todavía no
sabe hablar bien y Dios lo ha usado para Su propósito e impactar grandemente nuestras
vidas y de gente que nos rodea desde que fue concebido.
Rom. 8.28.-
Sabemos que Dios va preparando todo para el bien de los que lo aman, es decir,
de los que él ha llamado de acuerdo con su plan.
(TLA)
Job. 1.22.- En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios
despropósito alguno.
Por Jéssica Jiménez de Beltrán.
Escrito para el Blog El Viaje de Una Mujer.
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