martes, 19 de febrero de 2013

Pasos para una edificación espiritual efectiva




1Tes 5.11.- Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis;

En la sociedad  actual nadie está exento de tensiones, y el estrés, la carga emocional y los problemas se presentan en todos los hogares.
Algunos ejemplos pueden ser jubilación, despido laboral, embarazo, llegada de nuevo bebé, cambio de trabajo, problemas con parientes políticos, conflictos con el jefe,  mudarse de casa, incremento de pleitos con la pareja, navidad, depresión, cambio en las condiciones de vida, enfermedad, dificultades escolares, reajustes financieros, muerte de alguien cercano, vacaciones, que el hijo adolescente se fue de la casa…. ¡Uff! Y podemos seguirle con la lista…
Por tanto, nos encontramos con personas lastimadas necesitadas de afecto, estímulo, consuelo, ánimo o guía, y tenemos la inquietud de ayudarles con nuestros consejos, y eso es bueno.
Pero hay que tener presentes varios aspectos para que nuestras palabras cumplan su propósito, porque de lo contrario pueden ser torpes, ofensivas, imprudentes, fuera de lugar o precipitadas.
         Aquí te presento varios pasos para que nuestros puntos de vista sean edificantes:
Ø  Que soliciten tu consejo.- Hay varios dichos sabios que afirman:
-“Consejo no pedido, consejo no oído”.
-“Antes de dar un consejo es preciso procurar que se lo acepte, o, más bien, que se lo desee”.
-“El consejo rara vez es bien recibido, porque el que más lo necesita es el que menos lo desea.”
No es posible ayudar a alguien que no reconoce que tiene un problema.
Al pedir consejo, la persona muestra un quebrantamiento y confiabilidad en quien se desea apoyar, lo ve como ejemplo o alguien íntegro que puede auxiliarle.
St. 1.19.- Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír,
tardo para hablar, tardo para airarse;
Ø  Escuchar al necesitado.- Algunas veces mi esposo me dice: “¿Me estás platicando o quieres mi opinión?” Y varias veces le contesto: “Solo quiero desahogarme, que me escuches”.
Los creyentes somos muy dados a hablar y opinar precipitadamente. Hay que estar dispuestos a escuchar por tiempo prolongado y sin interrumpir, mostrarse genuinamente interesados.
Hace varios años me llevaron a una chica que me contó sus penas por 6 horas seguidas, de plano nos oscureció, pero al final me dijo: “Es la primera vez que me escuchan el tiempo que necesito, porque si voy con un psicólogo me dicen que ya se me acabó la hora, que tienen otra cita, o que si traigo dinero para pagar doble consulta.”
Quedó muy agradecida porque la escuché con atención y desinteresadamente.

Ø  Ser considerados.- Debemos pensar cómo nos gustaría que nos señalaran una falta, para así hacerlo con los demás, siendo amables, compasivos, amorosos, misericordiosos con el otro.
Gál. 6.1.- Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre,
considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

Ø  Hacerle sentir aceptado y amado.- Cuando hacemos algo mal, puede ser que nos sintamos avergonzados por lo que hicimos o pensamos que el otro cree que es un problema muy simple como para resolverlo solo.
Hay que darle seguridad a la persona y no mostrarnos impecables y sin pecado, sino tener una empatía y ser una persona alcanzable y con luchas como cualquier otra, con disposición de  poder ser de bendición.
No mostrarse enojado, crítico o juicioso.

Ø  Se trata de sobrellevar cargas, no de un confrontamiento espiritual. El consuelo, el apoyo y  el estímulo, son muchas veces prioritarios por sobre una brusca exhortación espiritual. Puede ser que hasta posteriores ocasiones, el Espíritu Santo nos guiará para saber cuándo señalar asuntos espirituales con reprensión, cada caso es distinto.

Rom. 15.2.- Cada uno de nosotros agrade a su prójimo
en lo que es bueno, para edificación.

Ø  Evitar la vanagloria de que solo nuestro consejo es el correcto. La persona debe decidir si considera el consejo. Es un consejo, no un mandato para esperar que se obedezca. Cada quien toma decisiones y sufre consecuencias y es responsable ante Dios de ellas.
1 Co. 8.1b .- El conocimiento envanece, pero el amor edifica.

Espero que te hayan sido útiles estos tips para no equivocarnos, ofender y cerrar corazones.

Rom. 14.19.-  Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.

¡Que tengas buena semana!









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