1Tes
5.11.- Por lo cual, animaos unos a
otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis;
En
la sociedad actual nadie está exento de
tensiones, y el estrés, la carga emocional y los problemas se presentan en
todos los hogares.
Algunos
ejemplos pueden ser jubilación, despido laboral, embarazo, llegada de nuevo
bebé, cambio de trabajo, problemas con parientes políticos, conflictos con el
jefe, mudarse de casa, incremento de
pleitos con la pareja, navidad, depresión, cambio en las condiciones de vida,
enfermedad, dificultades escolares, reajustes financieros, muerte de alguien
cercano, vacaciones, que el hijo adolescente se fue de la casa…. ¡Uff! Y
podemos seguirle con la lista…
Por
tanto, nos encontramos con personas lastimadas necesitadas de afecto, estímulo,
consuelo, ánimo o guía, y tenemos la inquietud de ayudarles con nuestros
consejos, y eso es bueno.
Pero
hay que tener presentes varios aspectos para que nuestras palabras cumplan su
propósito, porque de lo contrario pueden ser torpes, ofensivas, imprudentes,
fuera de lugar o precipitadas.
Aquí te presento varios pasos para que nuestros
puntos de vista sean edificantes:
Ø
Que soliciten tu consejo.- Hay varios dichos sabios
que afirman:
-“Consejo
no pedido, consejo no oído”.
-“Antes
de dar un consejo es preciso procurar que se lo acepte, o, más bien, que se lo
desee”.
-“El
consejo rara vez es bien recibido, porque el que más lo necesita es el que
menos lo desea.”
No
es posible ayudar a alguien que no reconoce que tiene un problema.
Al
pedir consejo, la persona muestra un quebrantamiento y confiabilidad en quien
se desea apoyar, lo ve como ejemplo o alguien íntegro que puede auxiliarle.
St.
1.19.- Por esto, mis amados
hermanos, todo hombre sea pronto para oír,
tardo para hablar, tardo para
airarse;
Ø
Escuchar al necesitado.- Algunas veces mi esposo me
dice: “¿Me estás platicando o quieres mi opinión?” Y varias veces le contesto: “Solo
quiero desahogarme, que me escuches”.
Los
creyentes somos muy dados a hablar y opinar
precipitadamente. Hay que estar dispuestos a escuchar por tiempo prolongado y sin interrumpir,
mostrarse genuinamente interesados.
Hace
varios años me llevaron a una chica que me contó sus penas por 6 horas
seguidas, de plano nos oscureció, pero al final me dijo: “Es la primera vez que
me escuchan el tiempo que necesito, porque si voy con un psicólogo me dicen que
ya se me acabó la hora, que tienen otra cita, o que si traigo dinero para pagar
doble consulta.”
Quedó
muy agradecida porque la escuché con atención y desinteresadamente.
Ø Ser
considerados.-
Debemos pensar cómo nos gustaría que nos señalaran una falta, para así hacerlo
con los demás, siendo amables, compasivos, amorosos, misericordiosos con el
otro.
Gál. 6.1.-
Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois
espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre,
considerándote a ti mismo,
no sea que tú también seas tentado.
Ø Hacerle
sentir aceptado y amado.-
Cuando hacemos algo mal, puede ser que nos sintamos avergonzados por lo que
hicimos o pensamos que el otro cree que es un problema muy simple como para
resolverlo solo.
Hay
que darle seguridad a la persona y no mostrarnos impecables y sin pecado, sino
tener una empatía y ser una persona alcanzable y con luchas como cualquier
otra, con disposición de poder ser de
bendición.
No
mostrarse enojado, crítico o juicioso.
Ø
Se trata de sobrellevar
cargas, no de un confrontamiento espiritual. El consuelo, el apoyo y el estímulo, son muchas veces prioritarios
por sobre una brusca exhortación espiritual. Puede ser que hasta posteriores
ocasiones, el Espíritu Santo nos guiará para saber cuándo señalar asuntos
espirituales con reprensión, cada caso es distinto.
Rom.
15.2.- Cada uno de nosotros agrade a su prójimo
en lo que es bueno, para
edificación.
Ø
Evitar la vanagloria de que
solo nuestro consejo es el correcto.
La persona debe decidir si considera el consejo. Es un consejo, no un mandato
para esperar que se obedezca. Cada quien toma decisiones y sufre consecuencias
y es responsable ante Dios de ellas.
1 Co. 8.1b .- El
conocimiento envanece, pero el amor edifica.
Espero
que te hayan sido útiles estos tips para no equivocarnos, ofender y cerrar
corazones.
Rom. 14.19.- Así
que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.
¡Que
tengas buena semana!
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