Así que, somos embajadores en nombre de
Cristo,
como si Dios
rogase por medio de nosotros;
os rogamos en
nombre de Cristo:
Reconciliaos
con Dios.
2Co. 5.20.
Haciendo el
devocional, me abrió los ojos en algunos detalles que no había visto, así que
decidí hacer un estudio de este versículo.
Inicia
fuerte señalando que tenemos un encargo, y no con cualquier título. Que los
creyentes somos Embajadores de alguien importantísimo: de Cristo.
Secularmente,
la definición de embajador es “un diplomático que representa al Estado que lo
nombra, cerca de otro Estado”.
En base a lo
anterior, entonces nosotros somos embajadores del Hijo de Dios, y el estado que
representamos es el Celestial, pero con oficinas en la Tierra.
Dios ha
tomado cuidado de que tengamos la preparación pertinente para hacer nuestras
funciones con excelencia:
2 Co 3.6 a .- pues él nos ha capacitado para ser servidores
de una nueva
alianza, basada no en una ley, (DHH).
¡Nos ha dado Su Espíritu Santo!
En la siguiente frase del versículo,
precisa nuestro deber "como si Dios rogase por medio de nosotros".
“Como si (…)”, imaginemos cómo predicarían
los profetas de la antigüedad y Cristo en Su llamamiento a la reconciliación con
Dios, echémonos un clavado a la Biblia y recordemos esto.
Era con desesperación,
contundentes, perseverantes, con súplicas: “¡Arrepentíos porque el reino de los
cielos se ha acercado!” gritaba Juan el Bautista, “clamen a Dios fuertemente; y
conviértase cada uno de su mal camino” (Jon. 3.8) decía Jonás, “¿Hasta cuándo
claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle” (1R.
8.21) argumentaba Elías… “arrepentíos, y creed en el evangelio” ( Mar 1.15) decía
el mismo Jesús.
Esto me hace pensar si a lo mejor no
he rogado lo suficiente cuando predico, aunque sé que la obra es del Espíritu
Santo para Salvación.
¿Predico en toda circunstancia?
Ef 6.20.- Ahora estoy encadenado, pero
sigo predicando este mensaje como embajador de Dios. Así que pidan en oración
que yo siga hablando de él con valentía, como debo hacerlo. (NTV)
Y concluye el
pasaje principal de este estudio, diciendo que debemos hacer un llamado: hablar
de la enemistad con Dios, hay que atraer los ánimos desunidos, renconciliar.
Por último,
te dejo esta porción que conmovió mi alma.
Job 33.22-29.- Están a las puertas de la muerte;
los ángeles de la muerte los esperan.
»Pero
si aparece un ángel del cielo
—un mensajero especial para interceder por
una persona
y para declarar que es recta—
él le
tendrá compasión y dirá:
“Sálvalo de la tumba,
porque he encontrado un rescate por su vida”.
Entonces su cuerpo se volverá tan sano como el
de un niño,
fuerte y juvenil otra vez.
Cuando
él ore a Dios,
será aceptado
y Dios lo recibirá con alegría
y lo restaurará a una relación correcta.
Declarará a sus amigos:
“Pequé y torcí la verdad,
pero no valió la pena.
Dios me rescató de la tumba
y ahora mi vida está llena de luz”.
»Así
es, Dios actúa de esa forma
una y otra vez por las personas.
Él las
rescata de la tumba
para que disfruten de la luz de la vida. (NTV)
Una y otra
vez, así debo suplicar en nombre de Jesús.
Gracias por
Tu Palabra preciosa Padre Celestial, ayúdame a tener sabiduría para poder ser
una digna embajadora tuya y rogar como Tú a las personas, para que se reconcilien
contigo y lleguen a Tus pies. En nombre de Jesús, amén.
Por Su gracia:
Jéssica M. Jiménez Barragán.