Jn 16.33.-Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad,
yo he vencido al mundo.
En la versión DHH, este mismo verso dice:
Les digo todo esto para que encuentren paz en su unión conmigo. En el
mundo, ustedes habrán de sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo.
La semana antepasada tuvimos una crisis de salud con nuestro Santi, la
tercera de este padecimiento en los últimos siete meses, tuvimos que llevarlo a
urgencias del Hospital de Especialidades y fue especialmente traumático para
él. Eso es lo que viví en aquellos días… Así que dejé un recado en el correo de
Edurne, diciendo que no tenía más que escribir sobre las aflicciones, que ya
había agotado todo estos meses sobre la paz, las pruebas, la confianza en Dios,
que me disculpara pero no tenía cabeza para escribir ese lunes.
Pero nuestro Señor siempre tiene lecciones, yo lo sabía, aunque reaccioné
con dominio propio y fortaleza, estaba un poco “choqueada”, necesitaba tiempo
para asimilar todo lo sucedido, y el domingo por la mañana mi esposo sí tuvo
más para escribir sobre el tema y enseñó en la iglesia sobre esta porción, y
cómo Dios le habló con esta vivencia como papá.
Así que les comparto lo que Dios me mostró a través de Edgar.
Me encantó la foto que encontré para esta entrada, justo una rosa, frágil
y delicada, “maltratada” por la tormenta. Así como mi Santi, tierno, pequeño,
viviendo tribulaciones que no entiende. Pero aprendí este versículo que “nunca
había visto”:
Job 5:7.- Pero como las chispas se levantan para
volar por el
aire,
Así el hombre nace para la aflicción.
Aunque el diseño
original de Dios fue que no tuviéramos dolor, por el pecado lo sufrimos. Es
algo por lo que todos los humanos de todas las edades vamos pasar, Santi no es
la excepción, es parte de lo que Dios tiene para trabajar en su corazón.
Rom. 8:19-22.- Porque el anhelo ardiente de la
creación es el aguardar la
manifestación de los hijos de Dios. Porque l
a creación fue sujetada a
vanidad,
no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
porque también la creación misma será
libertada de la esclavitud de corrupción,
a la libertad gloriosa de los
hijos de Dios. Porque sabemos que toda
la creación gime a una,
y a una está con dolores de parto
hasta ahora;
Además en este mundo tendremos
aflicción porque no somos de aquí, somos extranjeros y peregrinos:
Fil. 3:20-21.-
Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al
Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación
nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya,
por el poder con el cual puede también sujetar a sí
mismo todas las cosas.
Rom. 8.18.- Pues tengo por cierto que las aflicciones
del tiempo presente
no son comparables con la gloria venidera que en
nosotros ha de
manifestarse.
Rick Warren señala que Dios “depende más de
las circunstancias para hacernos más como Jesús que de nuestra lectura de la
Biblia. La razón es obvia: Enfrentas circunstancias 24 horas al día.”
Y es verdad, cada circunstancia requiere una
decisión ¡cuántas al día debemos tomar y traerán consecuencias!
Aun cuando tengamos comunión con el Creador,
Su Palabra dice que las aflicciones son parte de nuestra vida, pero sin embargo
nos da una esperanza:
Sal. 34.19.-
Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.
Y además, no nos deja sin armas, sino que nos
dará consuelo en estas tormentas de la vida.
2 Co. 1.5.-
Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así
abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.
Cuando mi pequeño está en momentos de
angustia, algo que le repito y quiero que siempre tenga presente, es que mamá
siempre estará con él. Quiero que sienta mi amor, mi protección, mi entrega, mi
compañía, mi consuelo aunque no puedo evitarle el dolor de las agujas.
Después de estos episodios, Santi ha estado
más amoroso, sensible, cercano y con una comunión íntima con mamá, nuestra
relación se ha afianzado más a raíz de estas vivencias.
Lo mismo sucede del Señor para con nosotros,
quiere hacernos saber Su amor, Su cuidado, Su fidelidad, que Él está en
control, que tiene un propósito, que nos quiere consolar, que sintamos Su
abrazo y presencia en todo momento.
En estas tormentas es cuando experimentamos
los momentos más cercanos con nuestro Padre, las oraciones son más genuinas y
sinceras, es cuando estamos más sensibles a los detalles con que Dios adereza
nuestro andar y que comúnmente a lo mejor no nos percatamos de ello.
Él quisiera que esa comunión la tuviéramos
todos los días, pero la angustia es un recurso con el que crecemos y maduramos
en la relación con Dios.
Warren escribe que “para evitar que nos
aferremos demasiado a esta tierra, Dios permite que experimentemos algún grado
de incomodidad y tristeza en nuestras vidas, o sea, anhelos que nunca serán
satisfechos de este lado de la eternidad. ¡No somos completamente felices aquí,
porque no se supone que lo seamos! La tierra no es nuestro hogar final: hemos
sido creados para algo mucho mejor.”
Nos recuerda “tengan valor: yo he vencido al
mundo”, están del lado de la victoria, estoy con ustedes todos los días de su
vida, soy la luz en esos momentos de oscuridad.
Solo Dios conoce el propósito en el corazón
de mi hijo, y es palpable que trabaja en el corazón de todos los que le amamos.
Me quedó claro que la felicidad solo será cuando estemos con Él.
Así que te comparto esta reflexión que fue un
bálsamo a mi corazón y me ayudará a fortalecerme más cada que venga una de las
tantas aflicciones que seguiremos teniendo mientras estemos vivos y serán para
darle gloria a Dios por lo que hará por medio de ellas.
Y termino con el versículo que empecé: “Estas
cosas os he hablado
para que en mí tengáis paz”.
Amén.
Por
Jéssica Jiménez de Beltrán.
Escrito para el Blog El Viaje de Una Mujer.
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