“Ya
son padres, ahora todo será felicidad
cada vez que vean al bebé”.
Sin
duda, uno de los mayores desafíos que hay en el matrimonio, además de la
adaptación al vivir juntos, es la llegada de los hijos.
A
nosotros nos ha sido todavía más difícil, pues nuestro hijo llegó a los 8 años
de casados. A todos lados íbamos juntos, viajamos mucho, yo trabajaba fuera de
casa y me daba tiempo de practicar nuevas recetas de cocina tres veces al año, todo
siempre organizado, salíamos a la hora que queríamos, nuestra comunicación y
tiempo como pareja: espectacular.
A pesar
de ser un hijo muy deseado y de que indudablemente fue una felicidad enorme su
nacimiento, nuestra vida como pareja nunca será
igual, y con esto, no digo que para mal, simplemente que debe
ajustarse y se perderán unas cosas para obtener otras.
No
se disfrutará una siesta como acostumbrabas, ni ver una película sin interrupciones,
ni comer tus alimentos calientes y en una sola vez. Esto es una realidad
y con el paso del tiempo, con la vorágine del nuevo bebé, no todo es felicidad,
y nadie te lo dice, y piensas que manifestarlo será considerado malagradecido o
insensible.
Genera
gran estrés y cambios en el desarrollo personal, profesional, económico y conyugal de los
padres. Aun cuando hayan leído mucho y recibido cursos prenatales, pueden
considerar seguir documentándose y hacerse acompañar de una consejería después
de algunos meses para ayudarles a asimilar las innovaciones en la familia.
Está
demostrado que los papás primerizos también pueden padecer depresión post-parto, no solo la mamá.
Aquí
te comparto algunas cosas que debemos cuidar en nuestro matrimonio cuando nos
convertimos en la bendición de ser padres:
Ø Cuidar nuestro tiempo con Dios es básico.
Ec.
4.9-12.- Mejores
son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.
Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero;
pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo
que lo levante.
También si dos durmieren juntos, se calentarán
mutuamente;
mas ¿cómo se calentará uno solo?
Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le
resistirán;
y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.
Ø Estar muy unidos como pareja y apoyarse mutuamente.
Col.
3.12-14.- Vestíos, pues, como
escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad,
de humildad,
de mansedumbre,
de paciencia;
soportándoos unos a
otros, y
perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la
manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
Y sobre todas
estas cosas vestíos de amor, que es
el vínculo perfecto.
Ø Las mujeres tendemos a pensar, actuar y hablar como mamás todo el tiempo desde que conocemos a ese bebé, y no solo con el
esposo ¡con todo el mundo!
Es
necesario “acordarte” de qué platicabas antes
y entender que ser mamá es una parte de tí, no todo, también eres hija, tal vez
empleada, amiga y esposa en primer lugar.
Ø Atender
a tu esposo. Se comenta que desde el embarazo se sienten excluidos
porque la atención se centra en el bebé y la mamá. La
atención que el nene requiere y el poco tiempo que se tiene para compartir en
pareja puede volverse resentimiento contra el otro o aun contra el bebé si no
se maneja adecuadamente ni se comunica con la esposa.
Hay
que considerar que el 70% de los casos de infidelidad surgen por un sentimiento
de soledad en uno de los cónyuges.
No
dejes de cocinarle algo especial, de ser cariñosa con él o tener algún detalle
mientras se organizan de nuevo.
Por
tanto, es muy importante:
Ø Platicar
constantemente sobre cómo se sienten con los cambios y pensar juntos
en alternativas para sobrellevarlos y ver las bendiciones a pesar de las dificultades.
Esto implica que:
Ø Planeen
involucrarse los dos con actividades domésticas y cuidado del bebé
los primeros meses.
Me sucedió que cuando mi esposo llegaba de trabajar, todavía no
terminaba de
hacer de comer, y para acabarla me ponía a llorar por
los cambios hormonales y tenía una frustración bárbara mientras fui acomodando
los horarios considerando las “interrupciones” por la nueva tarea de ser madre.
Por consiguiente, el mal humor también afloraba en mí. Hay que pedir un poco de
paciencia porque es normal.
Ø Cuidar mi aspecto físico
luego del parto en cuanto los
médicos te lo permitan. Hay que recuperar el peso en la
medida de lo posible.
También implica mi apariencia, personalmente me ha
costado trabajo esto y a veces pongo como prioridad que mi esposo e hijo salgan
muy bien o tengan su ropa lista, pero yo al último, pero es cuestión de
organizarse y en su caso adelantar y acomodar la pañalera y bibis desde un día
antes o cargar en tu bolsa una cajita con labial, aretes, collar, pulsera y anillo
para “emergencias”.
Ø Es bueno considerar que las mujeres estamos sometidas a mucha presión social al convertirnos en mamás, ya que todo el mundo te quiere
dar consejos y se sienten calificados sobre todo lo concerniente a la pediatría,
y nos siembran inseguridad y el sentirnos malas madres que nos pondrán tristes
y estresadas.
Hay que escuchar con amabilidad, agradecer y guardar
silencio.
Ø Aunque a las mamás nos
cuesta mucho, es recomendable de vez en cuando, dejar
a los niños con alguien de confianza para tener una cita juntos o recuperar un
poco tu vida social.
Hay que descubrir nuevos lugares adecuados a donde
podamos asistir con nuestros hijos para tener también un tiempo en familia.
Sal. 127.3, 4.-
He
aquí, herencia de Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto del
vientre.
Como saetas en mano del
valiente,
Así son los hijos habidos en
la juventud.
Todo
lo anterior requiere iniciativa, esfuerzo, paciencia y perseverancia poniendo a
prueba nuestra capacidad de adaptación, hay que recordar nuestro proyecto como
familia, cuánto deseamos tener hijos y formarlos y tomar con buena actitud los
nuevos desafíos y cambios para ir caminando por el sendero de transformación por
la que toda familia debe pasar, sin descuidar ser una pareja plena y feliz como
base y prioridad.
Col. 3.15- 16 a.- Y la paz de Dios gobierne
en vuestros corazones, a la
que
asimismo
fuisteis llamados en un solo cuerpo;
y sed agradecidos.
La
palabra de Cristo more en abundancia
en vosotros, enseñándoos
y
exhortándoos unos a otros en toda sabiduría,
DESAFÍO SEMANA 5
Toma un tiempo para ti.
Sal a un parque, una
cafetería, o pídele a alguien que se quede con los niños, quizás tu esposo
puede sacarlos un rato de casa.
O si no, espera a que todos estén dormidos y
tengas un rato sin interrupciones.
Ora y pídele a Dios que te
muestre si en algo estás
fallando en tus prioridades.
Toma una hoja de papel o
un cuaderno y anota de qué forma práctica puedes mantener en orden tus
prioridades: Dios, tu esposo, tus hijos, todo lo demás.
Anota también qué pasos puedes
dar para mantenerte en el buen camino en cuanto a tus prioridades.
Si tienes posibilidad, repite
este ejercicio cada cierto tiempo.
No olvides visitar a mis amigas en los siguientes enlaces:
http://unamujerelegida.wordpress.com/2013/05/28/5-esposa-vs-mama/