Ef. 5.16.- Aprovechen bien este momento decisivo, porque los días son malos.
(DHH)
Hace
dos años que desde a mediados de abril me pongo sensible y llorona, pues se
acerca el cumpleaños de mi pequeño hijo, y recuerdo cada milagro que el Señor ha
hecho y ha mostrado su fidelidad.
El
jueves me puse a acomodar su armario y sacar ropa que ya no le queda, pues ha
estado creciendo en los últimos dos meses gracias a Dios y a los doctores. Se
me hacía tan pequeña, y pensar lo que esperé para ponerle varias prendas porque
le quedaban ¡enormes!
Esto
me hizo reflexionar en cómo el tiempo se va tan rápido y si lo aprovecho
adecuada y eficazmente en la formación de mi hijo. El viernes cumplirá ya tres
primaveras.
Hay
varias áreas en las que debo enfocarme, como estar informada por medio de
libros, revistas, médicos e internet cada etapa del chico sobre su salud física,
habilidades mentales y motoras, desarrollo psicológico, social y espiritual, porque así estoy atenta si me
hace falta algo, voy bien o hay que reforzar algún aspecto.
Así
detectaremos algún mal a tiempo y podemos prevenir un dolor de cabeza mayor. En
su caso, reconocer si debo pedir ayuda de una persona entendida según el tema:
doctor, terapeuta, psicólogo o líder espiritual.
En
esta ocasión me voy a enfocar en el desarrollo psicológico, social y espiritual.
Según
los expertos, “las etapas más críticas están en los primeros años, cuando se
forma nuestro carácter”.
Prov.
22.6.- Enseña
al muchacho al
comienzo de su camino
y ni de viejo se apartará de él. (BLPH)
Debemos destacar que no se trata de hacer un clon de
nosotros o un niño ideal o perfecto, sino que ser padres es “ser socios en la
tarea de ayudar a los más pequeños a descubrir lo que Dios quiere para ellos y
ayudarlos a llegar a la meta”.
Me encantó esta frase, confieso que en mi interior
recóndito tenía este concepto erróneo y más, engañoso porque pensamos que es
bíblico. Entendí que el Creador tiene un propósito para cada quien y desde el
momento en que son humanos no puedo pedirle tampoco imposibles, pero sí marcar
términos y condiciones.
Cloud y Towsend, en su libro titulado “Límites” señalan
que si se tiene éxito en la formación de los “primeros tres años de vida
significará una adolescencia más tranquila (¡pero no sin problemas!) y una
mejor transición a la edad adulta.”
¡Qué
tremenda declaración, solo tres años!
Lo que
significa que ¿debemos esforzarnos? Sí. ¿…Que es cansado? ¡Por supuesto! Es una
tarea continua, pues con cada decisión, con cada gesto y con cada palabra
marcamos a nuestros hijos para bien o para mal.
Ec.
8.5.6.- El
que cumple con sus órdenes
no sufrirá ningún mal,
y la mente del
sabio discierne el mejor
momento de cumplirlas,
pues todo
proyecto tiene su momento para realizarlo.
Gál.
6.9.- Así
que no nos cansemos de hacer el bien.
A su debido tiempo, cosecharemos
numerosas
bendiciones si no nos damos por vencidos. (NTV)
Un
niño emocionalmente sano tiene las siguientes características:
v Tiene buena autoestima, se acepta, aunque esté en proceso, no compite,
no menosprecia
a otros.
v Tiene buenas relaciones con los demás, es justo, traza sus límites
físicos y emocionales,
no son agresivos, respetan y piden permiso.
Hay que enseñarles que “no, mío, mi
y a mí” no son malas palabras. “Con una crianza correcta basada en
la Biblia, aprenderán (subrayo el tiempo
futuro –Jéssica-) a hacer sacrificios y a desarrollar un corazón bondadoso
y cariñoso, pero no antes de que tengan una personalidad que ha sido amada lo
suficiente para poder dar amor”.
Como por ejemplo, no obligarlos a que abracen y besen a quien no desean
o que ni siquiera conocen, es su decisión.
v Tiene identidad propia (sabe si es masculino o femenino).
v Sabe para lo que fue creado y disfruta lo que hace, conoce su vocación.
v Tiene buen rendimiento escolar, aprecia su trabajo, es productivo.
v Se siente pleno y realizado.
v Tiene comunicación abierta sobre todo con la familia.
v Sabe expresar sus emociones positivas y negativas, reconoce si está
triste, alegre, enojado, etc.
v Apoyo mutuo en la familia, les animan y demuestran su confianza aun
cuando fracasan.
v Espiritualidad genuina.
Sal. 144.12.- Que nuestros hijos florezcan
en su juventud
como plantas bien nutridas;
que nuestras hijas sean como columnas elegantes,
talladas para embellecer un palacio.
Para lograr esa “finura” se necesita un trabajo minucioso
y conocer a los hijos, lo que implica prioridades en orden.
”Sería
sabio sacar el máximo provecho a nuestros limitados días.
No
podemos cambiar la forma como hemos empleado el tiempo pasado. Pero desde este
momento en adelante, podemos aferrarnos a la gracia de Dios en actitud de oración
y determinación, y cumplir Su voluntad” en nuestra vida como padres y en la de
nuestros hijos.
¡Buen
inicio de semana y sigamos festejando el mes de las madres!
P.D. Finalmente, te invito a ver el siguiente video, que reforzará lo aprendido en el tema de hoy.
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