Todo lo que es bueno y perfecto es un
regalo
que desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre,
quien
creó todas las luces de los cielos.
St. 1.17 a (NTV).
El más perfecto regalo que Dios me ha dado, además de la
vida eterna, es poder tener un hijo. Él fue muy bueno conmigo, después de años
de oración, el mismo Creador de las estrellas lo formó y me lo envió, como Él
quiso, cuando Él quiso y de la manera que Él quiso…
Una vez que llega, nos gastamos demasiado en querer ser buenas madres
y el perfeccionismo femenino nos ataca vorazmente. Pero alguna vez escuché que en
lugar de querer ser buena madre, es mejor trabajar en ser una madre efectiva.
La eficacia
es “la capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera.”
Exploremos
algunas características de una madre efectiva:
©
Busca a Dios.
Así como un venado sediento
desea el agua de un arroyo,
así también yo, Dios mío,
busco estar cerca de ti.
Tú eres el Dios de la vida,
y anhelo estar contigo.
Quiero ir a tu templo
y cara a cara adorarte sólo a ti.
Sal.
42.1, 2 (TLA).
Conoce a
Dios, sabe lo importante que es para su vida y la de su familia, le busca, se
deleita en Él, y sabe que es la fuente de todo.
©
Confía en Dios.
Fuerza
y honor son su vestidura;
Y
se ríe de lo por venir. Prov 31.25.
Si pusiera esta porción en práctica
siempre, ahorraría noches de insomnio y síndromes de intestino irritable.
Recordemos que el Señor ama a nuestra familia más que nosotras mismas.
No sabemos lo que traerá el futuro, pero
sabemos quién trae el futuro y quién está en control cada momento. Oremos para que cuando caiga el afán, podamos ver la
dignidad y la fuerza de Dios vistiendo nuestra debilidad.
©
Cuida su salud.
Ella
es fuerte y llena de energía
y es muy trabajadora. Prov. 31.17 (NTV).
Hay que entender que parte de nuestras
responsabilidades es cuidar de la salud y el cuerpo.
Una buena administración del tiempo incluye trabajo, descanso, actividad
física, respetar nuestras horas de comida (¡no solo la del esposo y los hijos!
¿te suena familiar?), cuidar lo más que se pueda el tiempo de sueño y programar consultas médicas periódicamente.
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Administra bien su tiempo.
Se levanta de madrugada y prepara el
desayuno para su familia
y planifica las labores de sus criadas.
Prov. 31.15 (NTV).
Si estamos sanas, física y
espiritualmente, tendremos toda la fortaleza para empezar el
día con toda la energía y la mente despejada para emprender la jornada.
Ayúdate de listas de quehaceres y
pendientes para hacer cada día. No queramos hacer todo en 24 horas porque nos
lleva a la ¡frustración!
©
Es previsora.
Cuando llega el invierno,
no teme por su familia,
porque todos tienen ropas abrigadas. Prov. 31.21 (NTV).
Parte de nuestro trabajo materno
es estar al pendiente de las necesidades físicas, emocionales e intelectuales
de nuestros retoños.
Para esto, prepárate buscando información
sobre estos temas.
Debo
destacar que me impresiona ver madres que no saben lo que sucede a su alrededor,
nunca ven noticias sobre su ciudad, no están informadas de alguna alerta
sanitaria, climatológica, alimentaria, escolar o de seguridad, y sobre
tendencias en las adicciones y temas infantiles y juveniles (pornografía,
informática, bullying, trastornos alimenticios, etc.)
Aunque
somos peregrinos de este mundo, ¡vivimos en él! No puedes desconectarte, ¡es parte de ser una profesional del hogar!
©
La excelencia se destaca en su trabajo
doméstico.
Ella hace sus propias
colchas.
Se viste con túnicas de
lino de alta calidad y vestiduras de color púrpura. Prov. 31.22 (NTV)
Y todo lo que hagáis,
hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;
sabiendo que del Señor
recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.
Col.
3.23, 24.
El mundo se encarga de denostar
el trabajo del ama de casa constantemente, somos bombardeadas y desanimadas
cuando no somos “productivas” fuera del hogar.
El trabajo de
lavar, cocinar, recoger, decorar, limpiar y administrar la casa (y lo que sucede en ella), es parte
de la manera en que sembramos buenos hábitos a los hijos, es una enseñanza
silenciosa sobre disciplinas que les ayudarán toda su vida.
No tenemos
vacaciones ni días festivos, pero nuestra labor no se escapa de la vista de
Dios.
¿En qué
aspecto debes trabajar? ¡Seamos la mejor versión de nosotras mismas!
Porque somos hechura de
Dios, creados en
Cristo Jesús para buenas
obras, las cuales Dios dispuso
de antemano a fin de que
las pongamos en práctica.
Ef.
2.10 (NVI).
Gracias
por leer. Si tienes otro punto qué añadir, espero tus comentarios.
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Hasta la
próxima.