lunes, 22 de abril de 2013

Cómo detectar baja autoestima


Job. 9.1-10.- Respondió Job, y dijo:
 Ciertamente yo sé que es así;
¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?
Si quisiere contender con él,
No le podrá responder a una cosa entre mil.
 El es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas;
¿Quién se endureció contra él, y le fue bien?
 El arranca los montes con su furor,
Y no saben quién los trastornó;
 El remueve la tierra de su lugar,
Y hace temblar sus columnas;
 El manda al sol, y no sale;
Y sella las estrellas;
 El solo extendió los cielos,
Y anda sobre las olas del mar;
 El hizo la Osa, el Orión y las Pléyades,
Y los lugares secretos del sur;
 El hace cosas grandes e incomprensibles,
Y maravillosas, sin número.

Una de esas cosas maravillosas que ese Dios sabio, creativo y poderoso hizo, fui yo: Jéssica.
A lo largo de los años,  ha habido circunstancias, he permitido cosas y he tomado decisiones que han afectado esa percepción inicial con la que Dios me creó, estas vivencias dolorosas fueron  sembrando una opinión negativa sobre mi apariencia, mi inteligencia o mis capacidades desencadenando una baja autoestima.
Es muy importante trabajar en esto, ya que si yo misma tengo una pobre imagen de mí, permitiré que los demás me traten igual, tendré una actitud conformista, temerosa, defensiva, hostil y tendiente al pesimismo.

Algunas de las causas que la provocan pueden presentarse desde la infancia o en cualquier otro momento de la vida:

  • Desempleo.
  • Ser víctima de abusos (sexuales, físicos o emocionales).
  • Falta de atención de los padres cuando fuiste niño.
  • Fracasar en cumplir con las expectativas de los padres.
  • Complacer a las personas por presión social.
  • Bullying.
  • Padecer enfermedades que condicionen sus actividades cotidianas o impacten en su calidad de vida.
  • Pérdida de personas importantes por muerte o rompimiento de relaciones.

Así que debemos estar muy atentas para excavar y meditar si luchamos con algo de
esto para conocer con qué personas se suscitó, con qué circunstancia, en qué tiempo, razones, cómo reaccioné, por qué me siento así, hacer un  proceso de perdón y sanación del corazón (que requiere tiempo), un plan de acción para contrarrestar la autoestima baja y tal vez acercarse a alguien (mentor o consejero) que te pueda acompañar en el proceso.
            Para darte un poco más idea de por dónde debes comenzar, en qué medida te aceptas a ti misma y en qué área (apariencia, habilidades o capacidades), aquí está un test[1] que me encontré y te será muy útil.
Simplemente marca las acciones o actitudes que tienes:


Intentos inapropiados de esconder defectos.

Excesiva atención a la ropa.

Necesidad de cosas o títulos como símbolos de categoría.

Cambio de color de pelo.

Incapacidad de confiar en Dios.

Conformarse a las modas.

Excesiva pena y timidez.

Incapacidad de amar a otros.

Autocrítica.

Ilusión de llegar a ser como otros.

Actitudes de superioridad y presunción.

Burla de rasgos físicos de otros.

Incapacitante temor al fracaso.

Rendimiento persistentemente bajo.

Mención de nombres para impresionar.

Búsqueda de distinción social..

Incapacidad de aceptar a un cónyuge.

Halagos para personas reconocidas.

Extravagancia en las compras.

Vivir por encima de mi presupuesto.

Hipersensibilidad a la crítica.

Búsqueda de elogios.

Descuido de mi presentación y cuidado físico.

Conducta bulliciosa y discutidora.

Crítica de otras personas.

Incapacidad para elogiar a otros.

Incapacidad de recibir elogios.

Menosprecio por mis habilidades personales.

Coqueteo con el sexo opuesto.

Maquillaje excesivo.

Uso de calzado elevador.

Parloteo.

Obsesión con las dietas.

Obligar a mis hijos a distinguirse.

Poco contacto visual en la conversación.

Constante necesidad de aprobación.

Comparación de características inalterables.

Acciones o palabras estrafalarias.

Rechazo de familia o extracción.

Exageración de mis logros.

Descuido de la familia por agradar a otros.

Violación de normas para ganar aceptación.


 Número de síntomas.

Leí por ahí que Dios puede restaurar cualquier cosa, siempre y cuando entreguemos todos los pedazos.
Sal. 139.1-2, 4-6, 8, 10-11:
Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos;
Respóndeme por tu verdad, por tu justicia.
 Y no entres en juicio con tu siervo;
Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
Y mi espíritu se angustió dentro de mí;
Está desolado mi corazón.
 Me acordé de los días antiguos;
Meditaba en todas tus obras;
Reflexionaba en las obras de tus manos.
 Extendí mis manos a ti,
Mi alma a ti como la tierra sedienta.
Hazme oír por la mañana tu misericordia,
Porque en ti he confiado;
Hazme saber el camino por donde ande,
Porque a ti he elevado mi alma.
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios;
Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.
 Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás;
Por tu justicia sacarás mi alma de angustia.

Yo sé que mi Padre Celestial quiere que disfrute, verme gozosa, con más bendiciones y en la misma sintonía al quitar pecados de mi vida.
¡A trabajar se ha dicho!

Por Jéssica Jiménez de Beltrán.
Escrito para el Blog "El viaje de una Mujer".



[1] Libreta “Cómo Descubrir Propósito en la Vida. Aplicando principios Básicos. Capítulo Auto-aceptación. Pág. 4.

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