“Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros.
Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo.
¡Vayan ustedes!”
Lc. 10.2, 3 a (NVI)
Casi siempre que escuchamos o leemos este versículo, pensamos
en que es una invitación a irme a una tierra lejana a predicar, y es correcto,
pero ahora quiero compartirte otra perspectiva a este pasaje.
Considero que cada uno de nosotros es un obrero del
Señor, solo que no nos damos cuenta de la cosecha que tenemos delante nuestro,
los hijos, tal vez tu esposo, tu familia de origen, vecinos, la señora del
lugar donde compras las verduras, amigos cercanos, tus compañeros de trabajo…
Hace un año hice una lista de una buena parte de la
gente que recuerdo ha pasado por mi vida con el fin de por lo menos orar por su
salvación. Incluí a mis parientes, amistades antiguas, compañeros de escuela,
doctores que nos han atendido, etc, y fueron más de 200.
Con la mayoría de ellos he perdido contacto, y justo
eso fue lo que me empujó a abrir una cuenta de facebook, para buscarlos y
reanudar una relación con ellos, por lo menos cibernética.
Los tengo clasificados en una lista especial y les
mando “inboxes” de vez en cuando para saludarles simplemente, les publico
versículos, artículos de interés sobre el mensaje del evangelio y la Biblia, y
con el paso del tiempo, de quien menos espero me “da un like” o me responden
los mensajes diciéndome que leen lo que pongo en mi muro y les agrada y leen, y
me dicen “leo lo que publicas, me gusta mucho”, sin que yo les pregunte algo al
respecto. Y así, veo cómo el Espíritu de Dios obra en sus corazones.
Jn. 16.8.- Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado,
de justicia y de juicio.
Así
que, aunque no pueda verlos personalmente o llamarles, porque estoy en una
ciudad donde se vive muy rápido, desde mi computadora, como ama de casa, siembro
una semilla, cumplo un ministerio con ellos y por supuesto, oro por su salvación
con la lista que hice aun de los que no sé su paradero para que Dios les ponga
a alguien que les predique.
Jn 4. 37, 38.- Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que
siembra, y otro es el que siega. Yo os he enviado a segar lo que vosotros no
labrasteis; otros labraron,
y vosotros habéis entrado en sus
labores.
Yo vivo en una metrópoli de siete millones de
personas, y tenía la necesidad de Cristo, alguien tuvo que predicarme a mí
también, es una selva de asfalto. Los que vivimos en ciudades aunque sea del
tercer mundo, y aun los del “primero” que se consideran de alto nivel de vida,
o desarrollados, necesitan un Salvador.
Y hablando de esto, fíjate que también tengo en mi Facebook
al Presidente de la República, algunos legisladores y alcaldes, y les envío
mensajes diciéndoles que oro por que Dios les dé sabiduría, sobre todo si sé
por las noticias que hay algún acontecimiento difícil qué resolver, y les cito
pasajes en donde dice que son siervos de Dios, aunque ellos no lo sepan (Rom
13.1-8).
Y por lo menos hasta el momento, uno de ellos que fue
alcalde de donde vivo y ahora es coordinador de la Cámara de Diputados Local, a
quien nunca he visto personalmente, me ha respondido dándome las gracias por
mis recados.
Esto lo complemento pidiendo a Dios por la salvación
de mis autoridades civiles.
Cuántas veces no criticamos a famosos o figuras
públicas que consideramos degenerados por su forma de vivir o mensajes que
cantan, como Lady Gaga, Lindsay Lohan, Ricky Martin… Te pregunto: ¿Además de
criticarlos y juzgar las reales barbaridades que dicen o hacen, has orado
alguna vez por su salvación? Tengo una lista especial para ellos en mi cuaderno
de oración. Esto es un ministerio también.
2Co
5.18-21.- Así
que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase
por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo:
Reconciliaos con Dios.
Pero además el pasaje inicial dice que hay que ir,
¿cómo? Pasando tiempo con mis hijos, proponerme a visitar a mis vecinos,
haciendo contacto de entrada cibernético con parientes y amigos, luego,
mandándoles un mensaje por celular de vez en cuando, llamarles por teléfono, y
según se vaya dando, visitándolos.
Esto requiere esfuerzo, organizarme de mejor manera para invertir en hacer estas
actividades, sin tener necesidad de ir hasta la China. Que repito, no estoy
diciendo que no vayas si Dios te pone el peso en el corazón y te lleva allá.
El propósito de mi mensaje es que no debemos pensar
que para ser usados por Dios y ser sus obreros, hay que ser misionero y es
tener que ser de un material especial.
Ef.
3.8.-
Aunque soy el menos digno de todo
el pueblo de Dios, por su
el pueblo de Dios, por su
gracia él me concedió el privilegio de
contarles a los gentiles acerca
contarles a los gentiles acerca
de los tesoros inagotables que tienen a
disposición por medio de Cristo (NTV).
disposición por medio de Cristo (NTV).
Cuánto hay que hacer por todas esas personas de las
que tengo conocimiento que existen, viven y necesitan una esperanza, necesitan
un redentor.
¡La cosecha es abundante, y también está al lado tuyo!
Oro para que cada creyente sea sensible para asumir
nuestra responsabilidad de predicar y ser un obrero de Dios en donde quiera que
nos encontremos.
¡Que tengas buena semana!
Por
Jéssica Jiménez de Beltrán.
Escrito para el Blog El Viaje de Una Mujer.
Escrito para el Blog El Viaje de Una Mujer.
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