martes, 9 de abril de 2013

Lengua limpia


Hoy estudiaremos la primera característica de una lengua dulce, agradable a Dios, que es palabra LIMPIA.

Ef. 4:29.- Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino
la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 

La palabra corrompida en el original, significa podrido, muerto, que no vale nada. Por tanto, la palabra no corrompida o limpia debe ser al revés, agradable, viva y valiosa.

En esta porción de la Biblia, Dios no quiere palabras bajas y vergonzosas, charlas absurdas o insensatas, de comicidad vulgar, sino, reitero, desea un lenguaje de gratitud como acto de adoración. Las obscenidades o las vulgaridades son tan acostumbradas en nuestras sociedades, que empezamos a aceptarlas, aun cuando no las pronunciemos.

El lenguaje sucio es sin duda uno de los problemas más comunes y que más afean la belleza de las personas; desde el más erudito y refinado, hasta el más ignorante.

De hecho, parece estar de moda, inclusive en las más altas esferas de la sociedad y la cultura, utilizar palabras bajas o denigrantes acompañadas de expresiones cultas, como si sacadas de su contexto parecieran más interesantes.

Esto ha llegado a tal grado, que la Real Academia Española, ha cedido su “realeza” valga la redundancia y ha incluido palabras altisonantes como parte del Diccionario de la Lengua.

Los considerados por el mundo como grandes literatos como Octavio Paz, Juan Rulfo y García Márquez, por mencionar algunos, usan en sus historias vocablos vulgares e historias sexuales, que los intelectuales manejan que son historias reales y palabras usadas para que el público se “identifique”.
Hay mucha preocupación por la contaminación del aire y el agua, pero no por la de nuestro hablar.
Veamos ejemplos: La lengua limpia muestra reverencia a todas las cosas santas, personales, privadas e importantes, se rehúsa a emplear palabras bajas u obscenas al referirse a temas sexuales porque tiene un elevado concepto del verdadero amor.

            Tampoco inventará animalizaciones de personas que agraden a su autoestima, como “María se ríe como una hiena,  Carlos come como cerdo o ya estás con tu cara de perro”.
 Esto provoca bullying escolar, violencia familiar, y en cualquier lugar en que sea usado. Afecta la autoestima y provoca gente acomplejada que arrastra con este problema por muchos años, si es que no por toda la vida si no es atendido.  
Enseña a tus hijos a dirigirse con respeto a sus compañeros cualquiera que sea su condición física o social.
El vocabulario perverso y burlón no puede hablarse por el cristiano porque no refleja la presencia de Dios en nosotros.
La próxima semana veremos la palabra buena y agradecida.

Por Jéssica Jiménez de Beltrán.
Escrito para el Blog El Viaje de Una Mujer.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¡Anímate a comentar! Tu opinión es importante.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...