jueves, 25 de abril de 2013

Compasión práctica



Gál. 6.2.- Sobrellevad los unos las cargas de los otros, 
y cumplid así la ley de Cristo.

           El sábado pasado fui a mi Diplomado de Consejería Bíblica, y crucé palabra con una compañera que se llama Beatriz, mientras preparábamos nuestro respectivo café antes de iniciar la clase.
           Durante la mañana, ella circunstancialmente se enteró de que a mi hijo le harán una segunda cirugía, y acercó a mí más tarde, con una nota que decía: 
"Si tuviera ahora una 'varita mágica' ¿qué me pedirías?:
 *Paz y calma.
*Valor."
           Después de leer, yo la miré extrañada con expresión de interrogación . Su rostro era con una sonrisa como temerosa mirándome fijamente. Me imagino que debió ser por la cara que toda la vida me dicen que tengo de que doy miedo. 

          Y volví a leer, y a pesar de que estaba tan clara la pregunta, me sorprendió que no me hablara y solo me hacía la seña de que leyera y le contestara. 
           
           Después de como un minuto, le respondí: "Paz y calma".
           Y me dijo: "¿Me permites que te aplique un medicamento?" Pues ella es profesional de la salud.
           -"Sí, claro". 
           Y fue increíble cómo sentí de inmediato un alivio. Luego, le compartió también a mi esposo de su remedio. 
           
            Posteriormente, nos comentó: "Hace rato que escuché que van a estar en esta situación angustiosa por la que va a pasar su hijo, Dios puso en mi corazón poder ayudarles un poquito con lo que yo sé. Se sentirán mejor. 
          También quiero preguntarles si me permiten acompañarles en el hospital el día que vayan a operar a su hijito y además voy a estar sosteniéndoles en oración."
          
          ¡Nos dejó helados y conmovidos! Se nos saltaron las lágrimas. Apenas si nos hemos saludado con ella y fue tan amable, creativa y movida en compasión para ser un bálsamo de consuelo, siendo un instrumento de Dios.
         
         ¡Fue tan práctica! Pues no solo nos ayudó espiritualmente, sino físicamente. Se puso en nuestros zapatos sin nosotros haber dicho una palabra.

          Aparentemente, hemos estado más fortalecidos como papás, no he tenido insomnio como la otra vez, ni me la he pasado llorando por las noches, pero el Señor sabía lo que necesitábamos aunque no nos dimos cuenta.
         La compasión es sentimiento de conmiseración que se tiene hacia quienes sufren penalidades o desgracias.

         Dios establece como mandato ser compasivo:
1 P. 3.8.- Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos,
amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;

         El Señor da ejemplo:

Lc. 6.36.- Sed, pues, misericordiosos, como
también vuestro Padre es misericordioso.

        Trae un beneficio espiritual:


Prov. 11.17.- A su alma hace bien el hombre misericordioso;

       Y finalmente, trae gran gozo:

Mt. 5.7.- Dios bendice a los compasivos,
    porque serán tratados con compasión. (NTV)

        ¿Hay alguien al lado tuyo que necesita ser consolado?
        ¡Déjate usar por nuestro Creador!

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